Page 128 - De la luz a las tinieblas
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Andrés, viendo el peligro que corría Gosún, descargo sin
miramientos un certero golpe con el machete sobre la cabeza
del agresor. Este cayó muerto al instante. Mientras, Orgán,
ayudado por Alterio, intentaba tapar la parte rota de la
cubierta.
Desde ambos lados del sendero, unos diez góronas,
sumamente agresivos, los acosaban. Otros seis intentaban
introducirse en el recinto por arriba, saltando desde los
árboles.
Orgán, haciendo uso de su lanza, hacía lo imposible
proteger el hueco hecho por el infiltrado. Mientras tanto,
Alterio, totalmente limitado por su ceguera, sujetaba dos de
las estacas en posición vertical, justo en la zona dañada.
Dedicaba todos sus esfuerzos a reducir las posibilidades de
que aquellas criaturas se dejasen caer por el resquicio de su
fortín, y llegasen a enfrentarse a ellos en tan reducido
espacio.
Todos sabían que, si conseguían entrar, en una lucha
cuerpo a cuerpo estarían perdidos. Debían impedir a toda
costa que superasen las señalas exteriores.
Tanto Andrés como Dalman, -que ya estaba totalmente
espabilado- ponían todo su empeño en mantener a raya a los
que los acosaban desde el sendero. Rechazaban a los intrusos
con sus lanzas, ensartando con ellas a todo aquel que se ponía
a su alcance. Trataban, por todos los medios, evitar que
alguno de ellos se colase al interior.
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