Page 55 - De la luz a las tinieblas
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—No hijo. Me resultaría difícil, dadas las circunstancias.
          Aquí no tenemos aparejos de pesca, y coger uno de estos a
          mano en mi situación sería algo complicado, ¿no crees? Un
          górona  me  lo  facilitó.  Ellos  nos  consiguen  el  alimento  A

          cambio,  nosotros  les  permitimos  vivir  en  la  aldea,  y  les
          ofrecemos nuestra compañía. Se podría decir que son como
          nuestras mascotas, y nos lo agradecen con su fidelidad. A
          pesar  de  que  la  mayoría  habitan  en  el  exterior,  en  estado
          salvaje, algunos se han adaptado a convivir entre nosotros.
              —He  visto  a  esos  seres,  y  no  parecen  muy  de  fiar,
          precisamente.
              —No te dejes llevar por su apariencia. En realidad, son
          inofensivos,  y  muy  tímidos.  Estos  no  son  el  verdadero
          peligro. ¿Piensas acaso que de ser peligrosos los tendríamos
          aquí? Llevo muchos años en este sitio como para no saber a
          qué debo temerle. Te aseguro que hay amenazas mucho más
          importantes de las que cuidarse. Estos góronas corren afuera
          más  peligro  que  nosotros  mismos,  por  eso  prefieren  vivir

          aquí. En la aldea se sienten protegidos, y a cambio colaboran
          en nuestras necesidades.
              —Si  usted  lo  dice  —respondió  Andrés  sin  mucho
          convencimiento.
              A  él,  aquellas  bestias  híbridas  le  seguían  causando
          bastante miedo.
              Mientras conversaban iban avanzando. Habían llegado ya
          a la choza. Entraron sin preocuparse en cerrar la puerta. Una
          vez dentro, Alterio partió el pez por la mitad con sus propias
          manos. Le ofreció una parte a Andrés. Este se sorprendió. No





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