Page 56 - De la luz a las tinieblas
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esperaba tenerse que comer aquello tal como saliera del agua.
          Atónito, ante tal posibilidad, preguntó:
              —¿Es que vamos a comernos eso crudo?
              —Tú verás. Si puedes hacer fuego de algún modo, sería

          todo un placer para mí cocinarlo. Yo jamás he conocido el
          fuego  por  aquí.  No  es  que  me  resulte  un  manjar  este
          asqueroso sushi, pero tampoco me gusta pasar hambre. Si no
          quieres sufrir de inanición, deberás acostumbrarte a comer lo
          único que hay por aquí. Llegarás a hacer cosas que nunca te
          has imaginado que serías capaz de hacer en circunstancias
          normales.  Lo  siento,  pero  es  lo  que  hay.  Mientras  no
          encontremos  esa  salida  que  tanto  ansías,  no  queda  más
          remedio.
              Andrés  estaba  hambriento,  pero  la  sola  idea  de
          desayunarse aquello, sin pasarlo antes por las brasas, le hizo
          perder el apetito. Si ya de por sí le resultaba repulsivo a la
          vista,  cuánto  más  no  lo  sería  llevárselo  crudo  a  la  boca.
          Prefirió declinar la invitación, al menos de momento. Quizás

          más  adelante, cuando  el hambre  apretase  realmente, no  le
          quedaría  más  remedio,  pero  en  aquel  instante  se  veía  con
          fuerzas suficientes como para resistir un tiempo sin ingerir
          alimento.
              —Le  agradezco  sinceramente  su  hospitalidad,  pero
          preferiría no comerme eso, no creo que me sentase muy bien.
          Intentaré  encontrar  la  manera  de  hacer  fuego.  Si  no  lo
          consigo, ya me plantearé pasarme al sushi. Salgo a dar un
          paseo para conocer un poco la zona. Quizás encuentre algo
          interesante que nos ayude en nuestro cometido.





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