Page 61 - De la luz a las tinieblas
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Capítulo 7



              La puerta estaba cerrada. Golpeó tres veces la madera
          sin obtener contestación. No quiso insistir de inmediato,
          supuso que estarían durmiendo todavía.
              Se sentó junto a la entrada, pensativo, mirando fijamente
          al inexistente cielo. Allí permaneció casi una hora.
              Por  mucho  que  se  estrujaba  el  cerebro  no  hallaba  una

          explicación, mínimamente razonable, a todo aquello. Tenía
          que obtener alguna respuesta.
              Llamó nuevamente, golpeando la tranquera con más de
          ímpetu.  Entonces  sí.  A  los  pocos  segundos,  la  puerta  se
          entreabrió, y tras la oscura rendija apareció el rostro de un
          hombre  de  espesa  barba  y  nariz  prominente.  Sus  ojos
          irritados eran prueba evidente de que se había despertado en
          ese momento. Vestía, al igual que casi todos en la aldea, una
          larga bata oscura. No alcanzo a ver sus pies, ocultos tras la
          puerta  entornada,  pero  supuso  que  calzaría  unas  sandalias
          similares  a  las  de  Alterio,  hechas  con  la  piel  de  aquellos
          asquerosos peces que les servían también de alimento.
              —¿Qué  deseas,  muchacho?  —le  preguntó  el  hombre,
          visiblemente somnoliento.

              —Hola. ¿Me recuerda? He estado ayer aquí con Alterio.





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