Page 78 - De la luz a las tinieblas
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Alterio empujó la cancela y entró en la estancia,
saludando amablemente a los moradores.
—Hola Orgán. Hola Dalman. Me huele a racorán -tal era
el nombre que daban a aquel pescado con el que se
alimentaban-. ¿Estáis desayunando?
—Ahora mismo terminamos. ¿Qué te trae de nuevo por
aquí? —le preguntó Orgán -el mayor del duplo-.
—Me ha dicho Andrés, que ha estado aquí, hablando con
vosotros.
—Así es. No hace mucho que se ha ido. Hemos estado
charlando un buen rato. El muchacho tenía muchas dudas y,
según parece, tú no se las has aclarado suficientemente.
—Sobre eso quería hablaros. Sé que le habéis dado mucha
información.
—Tan solo hemos respondido a sus preguntas. No vemos
porque razón tendríamos que ocultarle la verdad. Tampoco
entendemos por qué lo has hecho tú.
—El muchacho está obstinado en buscar una escapatoria,
no quería decirle nada que pudiese truncar sus esperanzas.
Me ha convencido con su ilusión. Yo mismo me sentiría
frustrado si se volviese atrás ahora. Por eso tan solo le advertí
de que podríamos encontrarnos con desagradables sorpresas.
Pero no quería asustarlo diciéndole cuál es el futuro que nos
espera en caso de no conseguirlo.
—Pues no nos ha parecido que le afectase mucho saber la
verdad, más bien lo hemos visto aún más animado.
—Sobre ese tema quería hablaros. Como os digo, iré con
él a ese viaje. Pero mi ceguera me limita notablemente, y el
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