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José Manuel Bermúdez Siaba
hecho, un testamento del muradano Fernán Boom escrito en 1421, hace referencia a la
herencia de varias casas. También se refieren a ella en una carta del año 1490 en la cual
se puede leer: «Yo Jacome de Vigo notario y procurador de los lacerados de Sta.
María del Camino…». Es en ese testamento donde doña María Peres deja en legado
parte de sus bienes a los lacerados de Santa María del Camino.
Según contaba el Cardenal Hoyo, eran las casas que se encontraban en la parte de
arriba de la Iglesia donde se encontraba el hospital de lázaros, siendo sus sótanos el
lugar reservado para las caballerías de los que se acercaban al santuario procedentes de
los pueblos limítrofes. En los libros llevados por los cobradores de pensiones y rentas
del Reino figuraban como pertenecientes al santuario.
Dice don Ramón Artaza en su obra «Historia de Muros y su distrito» que, sin
embargo, la casa adosada a la Iglesia por la parte de arriba, que estaba dividida en dos
viviendas habitadas, una por Bonifacio Caamaño y la otra mitad por las llamadas «Ca-
naleiras», dejan oculta la fachada superior del templo, usando cómo medianera la pared
de la Iglesia al ser construidas y ocultando de este modo el rosetón que ostenta dicha
fachada, habilitando bajo las viviendas un soportal para facilitar la entrada al templo.
Según este contrasentido y la vista de la unión existente entre ambos edificios, donde se
aprecia claramente que la construcción de las casas fue un ajuste a Iglesia, cabe pensar
que esta edificación es muy posterior al santuario.
Igualmente, no es creíble que esta casa fuese construida al hacer la Iglesia como
hospital para lázaros, ya que de ser así no tendría explicación la fachada con el rosetón
ojival sí luego iba a ser cubierto y desaparecería a la vista; a pesar de lo que dice el libro
del cobrador de rentas. Creía don Ramón que dicho hospital de lázaros debería estar en
otro lugar, cerca de la Iglesia por su parte trasera, basándose en lo que dice el Cardenal
Hoyo en sus escritos.
A medida que se fue extendiendo el pueblo y fueron creciendo las distintas aldeas
que forman parte del Ayuntamiento, se fueron construyendo otras iglesias y ca-
pillas, varias de ellas financiadas por particulares, para agradecer favores divinos
o solicitar indulgencias. Otras eran costeadas por la propia Iglesia o por los gre-
mios sectoriales. Algunas de estas capillas o ermitas se erigieron en las afueras
del pueblo y otras en los barrios que ya formaban la Villa o en el centro de las
aldeas. Ya en el año 1480, don Lourenzo Estévez hizo construir en el monte de
San Marcos, entre Taxes y Campo de Cortes, una pequeña capilla que se conoce
como capilla de San Marcos; y un poco más abajo existió, durante mucho tiem-
po, otra ermita llamada de Santa Cruz, de la que hoy tan solo queda el crucero
que se levantaba junto a la misma.
Posiblemente existiesen mucho antes del siglo X las iglesias de Serres y Es-
teiro, toda vez que ya fueron nombradas en la designación hecha por Tructino
en el año 830, junto con la del Pindo, Muros y Santa Tasia. Esta circunstancia
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