Page 105 - selim
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de  aquí a  que  las  tengas.  La  verdad  es  que
           pareces estar lleno de ideas.



           La  cara  del  viejo  pastor  parecía  aún  más  sur-
           cada  de  arrugas que antes,    pero  eran  arrugas
           bonitas,   porque    estaba   sonriendo   y  todas
           ellas sonreían con él.



           Sacó   de  su  bolsillo  una  pequeña   flauta  que
           había  hecho   él  mismo   con  una  caña  y  se  la
           llevó a  los  labios.  ¡Anda!  ¡Pues  los  dedos  de
           Ahmet    no  resultaban  tan  viejos!  Estaban  to-
           davía  bien  ágiles  para  hacerlos  correr  sobre
           los  agujeros   de  la  flauta  y  tocar  una  buena
           musiquilla de baile.



            Interpretaba  la  misma   canción  que   había  to-
           cado   el  músico  de  Estambul    un  par  de  días
           antes.   Entonces   Selim,  con  mucho    cuidado,
            dejó a  Beek al  lado  de  su  madre y se  puso a
            bailar.  A  ver...,  ¿quién  se  quedaría  antes  sin
            aliento?  ¿El  pastor  que  soplaba  en  su  flauta
            casera,  o  el  chico  que  daba  saltos,  golpeaba
            con  los  tacones  y  brincaba  con  el  mismo  vi-
            gor que  una  cabra?



            Zuffu  miraba  a  Selim  con  la  boca  abierta.  Él
            nunca   había  tenido  ocasión  de  bailar  aquella


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