Page 29 - selim
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pequeños dormían la siesta. La jaula de Yazi se
encontraba en un rincón del cuarto. Estaba va-
cía, pero Selim no se extrañó de aquello: Yazi
estaba tan bien domesticado que tenía permi-
so para pasearse por toda la casa y hasta por
el descansillo de la escalera. Nunca se le había
ocurrido bajar los escalones; quizá se daba
cuenta de que abajo empezaba un mundo lle-
no de peligros para un conejito blanco...
Selim lo llamó en voz baja, para no despertar
a Efiky Melahat:
-¡Yazi! ¡Vamos, Yazi, ven, que ya es la hora!
¡¡ ¡Yazi!!!
Pero quien acudió no fue Yazi, sino su mamá.
Su rostro estaba tan serio que Selim se dio
cuenta enseguida de que algo había tenido
que pasarle a su conejo. Se puso pálido.
-¿Dónde está Yazi? -preguntó.
—No lo sé -dijo mamá con cara de preocupa-
ción-. He salido a la calle un momento des-
pués de irte tú y, al volver, me he encontrado
a Melahat en las escaleras. «Yazi se ha ido»,
me ha dicho, señalando hacia el piso bajo. Me
ha extrañado muchísimo, porque yo lo había
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