Page 33 - selim
P. 33
Era un lugar estrecho, apretujado entre las ca-
sas, que servía de trastero a los ¡nquilinos de
la vecindad. Estaba abarrotado de hierros, de
cacerolas rotas, de muebles apolillados que
acababan pudriéndose allí. ¡Lleno de escondi-
tes estupendos para un conejito asustado!
-¡Yazi, Yazi! -llamó Selim-. ¡Ven, Yazi; no
tengas miedo!
Pero ninguna bola peluda y blanca aparecía
por allí, y Selim se decidió a explorar un poco.
En un rincón había cuatro enormes gatos pe-
lirrojos comiendo. ¿Qué sería lo que comían?
su corazón latía con fuerza; casi ni se atrevía
a averiguarlo. Aquellos gatos eran capaces de
matar ratas enormes, y más aún un conejito
indefenso.
De todos modos, era necesario salir de du-
das, así que espantó a los gatos, y suspiró
con alivio: allí no quedaba más que un mon-
tón de espinas, restos de un pescado que ha-
brían robado en alguna parte.
Entonces pensó en la gran cantidad de gatos
sin dueño que vivían en las calles de Estam-
39