Page 35 - selim
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-Busca si quieres, hijo... -respondía la se-
ñora-, pero si tu conejo hubiera entrado en
mi casa, me hubiera dado cuenta, digo yo.
Selim exploró de este modo todas las vivien-
das de la calle y todos los patios de los edifi-
cios. Pero Yazi seguía sin aparecer. El niño
se asomó incluso a los respiraderos de los
sótanos; pero no se veía ni la más mínima
mancha blanca en aquellos subterráneos os-
curos.
La última casa, en el extremo de la calle, era
la de Mustafá, el aguador. Cuando Selim lla-
mo a la puerta, nadie contestó. Pero, como
estaba entreabierta, se atrevió a empujarla.
(Seguro que Mustafá me daría permiso para
buscar a Yazi», se dijo.
En la habitación sólo estaba la pequeña Sem-
ra. No volvió la cabeza cuando entró Selim;
no lo había oído, porque era sorda. Jugaba
:con un cartón, que estaba forrando con un
viejo trozo de lana.
Selim se acercó a ella.
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