Page 73 - El toque de Midas
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pero no el cliente en realidad, el negocio jamás se convertirá en una relación. Perdurará sólo como
una transacción, y una transacción no es más que un intercambio impersonal.
Cuando las piezas de mi reloj pirata estuvieron en el cesto de basura, padre rico añadió:
—La razón por la que muy pocos negocios se convierten en marcas, es porque, en general, sólo
están interesados en hacer dinero. Dicen que quieren lo mejor para el cliente pero, por supuesto, es
una falsedad. No lo dicen de corazón. Cuanto más te interesas por tu cliente, más oportunidades
tendrás de que tu negocio se transforme en una marca. E incluso si no crece hasta convertirse en algo
como Coca-Cola o McDonald’s, si tú te preocupas por tu cliente, éste llevará tu marca en el corazón.
La creación de mi propia marca
El día que padre rico hizo añicos mi Rolex pirata, comenzó mi educación acerca del poder de una
marca. Sentí mucha curiosidad. Yo no quería iniciar un negocio nada más; estaba interesado en crear
mi propio sello y, para hacer eso, tendría que escudriñar otras marcas y, al mismo tiempo, comenzar
a buscar lo que yo mismo representaba, lo que mi cliente quería y lo que yo quería para mis clientes.
Supe entonces que, para lograrlo, tendría que indagar en mí mismo y en mi negocio. Tendría que
enfocarme más en dar que en recibir. De pronto, buscar en mi alma se convirtió en una prioridad y
tuve que preguntarle a mi corazón qué deseaba brindarle a los clientes. En cuanto descubrí de qué se
trataba, supe que no tardaría en encontrar el alma de mi negocio y, tal vez, mi marca.
El primer negocio que tuve fue el de las carteras de nylon y velcro para surfistas. El producto se
llamaba “Rippers”. Al principio creí que Rippers era un gran nombre y estaba seguro de que se
convertiría en una marca. Pensé que la palabra era fresca, original, inconfundible y, además, atraería
la atención de los surfistas jóvenes: el tipo de gente que conocía y me encantaba. Los surfistas eran
como yo, y por eso me sentía identificado con ellos.
Pero Rippers nunca se convirtió en una marca. Era el nombre de mi negocio, una línea de
productos y una palabra registrada, pero nunca se transformó en una marca. Tal vez ése es el punto:
nunca hicimos nada para que eso sucediera.
Con esto no quiero decir que no la comercializamos. Para colocar a Rippers, nuestro original y
nuevo producto, en el mercado, mis socios y yo viajamos a convenciones para surfistas, muestras de
artículos deportivos y de ropa para jóvenes. Nos esforzamos por llevar el producto a tiendas de todo
el mundo. Sin embargo, estábamos gastando dinero a mucha más velocidad de lo que lo ganábamos.
Fueron tiempos difíciles y nuestro carácter fue puesto a prueba. En aquel momento sólo teníamos
capacidad para manejar el negocio, pero, ¿quién se iba a hacer cargo de la marca?
Yo estaba tan desorientado que mi propia incompetencia terminó abrumándome. Rippers jamás
tuvo la oportunidad de convertirse en una marca y, a pesar de que la palabra tenía las características
para serlo, tiempo después comprendí que un gran nombre sin una compañía sólida que lo respalde,
jamás se transformará en marca.
En la actualidad las carteras de nylon y velcro para surfistas se venden en todo el mundo. El
producto que creamos fue un éxito, pero jamás se transformó en marca. Así pues, hasta la fecha, las
carteras no son más que productos ordinarios, una línea de un producto global para el que no existe
un líder de marca.
Salvado por la banda
Las buenas noticias son que, a pesar de que no pude transformar Rippers en una marca, sí era capaz