Page 77 - El toque de Midas
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Recuerdo  que  1985  fue  el  peor  año  de  nuestras  vidas.  Fue  cuando  nuestras  almas,  sueños
  planes, fueron puestos a prueba. En diciembre de ese año, recibimos beneficios de nuestra nueva

  compañía de educación por primera vez. Antes de eso, de diciembre de 1984 a diciembre de 1985,
  sobrevivimos  con  muy  poco.  Vivimos  la  vida  un  día  a  la  vez  y,  lo  único  que  sé,  es  que
  funcionábamos  con  base  en  la  fe.  Casi  siempre,  cuando  ya  estábamos  en  las  últimas,  algo  bueno
  sucedía y nos permitía seguir adelante aunque con recursos muy escasos.
        Ahora que lo pienso, creo que se estaba poniendo a prueba nuestra fe. Dios, o quien quiera que

  dirija el show, quería saber si estábamos comprometidos con llegar a ser quienes realmente éramos.
  Es  decir,  ¿éramos  confiables?,  ¿seríamos  fieles  a  nuestra  marca  o  nos  daríamos  por  vencidos  en
  cuanto las cosas se pusieran difíciles y nos quedáramos sin dinero?

        Si  lees  con  atención  biografías  de  empresarios,  podrás  ver  que  muchos  sobrevivieron  a
  momentos difíciles, tribulaciones y pruebas de fe. Creo que una marca nace sólo después de pasar
  por todo eso.
        Bill Gates de Microsoft fue puesto a prueba cuando el gobierno de Estados Unidos acusó a su
  compañía de ejercer prácticas monopólicas. La prueba de Steve Jobs llegó cuando lo despidieron de

  Apple, que él mismo había fundado. Fue remplazado por un director ejecutivo que estuvo a punto de
  destruir la empresa. Cuando Steve volvió a su puesto, Apple despegó como compañía y como marca.
  Mark Zuckerberg, fundador de Facebook, enfrentó una de sus mayores pruebas cuando en la película

  Red social (The Social Network) se sugirió que había robado la idea para crear Facebook. Ignoro si
  Mark Zuckerberg robó Facebook, pero sé que, independientemente de cuán rico seas, ser acusado de
  robar un negocio que te pertenece, no debe ser nada fácil.


  La prueba de los cuatro millones de dólares

  En el año 2000, después de aparecer en el programa de Oprah, recibí la llamada de una famosa
  compañía que vende fondos mutualistas. Su gente quería que anunciara sus productos. Yo me negué

  amablemente  y  expliqué  que  la  marca  Padre  Rico  no  era  compatible  con  los  fondos  mutualistas.
  Entonces el agente de la compañía puso mi fe a prueba con el siguiente ofrecimiento: “Si anuncia
  nuestro producto, le podemos dar cuatro millones de dólares durante cuatro años”.
        Un millón de dólares anuales durante los siguientes cuatro años era una oferta muy tentadora,

  pero la rechacé porque respaldar a un fondo mutualista sería una traición para la marca y para la
  gente que cree en el mensaje de Padre Rico.
        De haber aceptado, yo mismo me habría considerado un timador, un hipócrita, un hombre que
  haría cualquier cosa por un millón de dólares al año, incluso vender su propia compañía y su alma.

  Habría sido como volver a usar un Rolex pirata.


  Las pruebas nunca se acaban

  La marca Padre Rico ha enfrentado muchas pruebas. La primera vez fue en 1997 cuando se publicó
  Padre rico, Padre pobre  con la siguiente afirmación: “Tu casa no es un activo”. A muchos agentes
  de bienes raíces dejé de simpatizarles después de hacer ese comentario, y además, comencé a recibir

  amenazas  por  correo.  Fui  acusado  públicamente  de  no  saber  de  qué  estaba  hablando.  Muchos
  expertos  financieros  me  llamaron  “charlatán”.  Pero  ahora,  después  de  que  millones  de  personas
  perdieron sus casas o enfrentaron deudas mayores que el valor de sus inmuebles, creo que muchos
  comprendieron al fin que yo tenía razón.
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