Page 81 - El toque de Midas
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Siendo adolescente se interesó en la construcción y comenzó a tomar clases de carpintería. A
  los 16 construyó su primera estructura: un garaje para dos autos. Luego estableció un negocio de

  garajes prefabricados que vendía a 50 dólares. Le fue muy bien con eso. Un año después de salir de
  la  preparatoria,  construyo  su  primera  casa.  A  partir  de  ahí  comenzó  a  irle  muy  bien  con  la
  construcción de casas de ladrillos de bajo costo. El nombre Trump empezó a ser reconocido por
  productos de alta calidad a bajos precios.
        La reputación de mi padre era muy sólida. Para mí, él era un ejemplo de lo que debía ser la

  calidad  y  cómo  conseguirla:  con  una  atención  escrupulosa  al  detalle,  e  imprimiendo  integridad  a
  todos los niveles. Trabajé con él en aquellos años en que se empezó a abrir camino, y jamás olvidaré
  las  lecciones  que  me  enseñó.  Trabajaba  todos  los  días  y,  los  fines  de  semana,  nos  llevaba  a

  inspeccionar  el  progreso  en  las  obras.  Como  tenía  entrenamiento  de  carpintero,  siempre  podía
  distinguir un trabajo de calidad de uno mediocre, y le gustaba explicarnos las diferencias. Un día me
  dijo: “Debes saber todo lo que puedas acerca del negocio al que te dedicas”, y yo sabía que me lo
  decía por experiencia.
        La marca representa tu reputación. Mi padre estaba consciente de ello, y Robert también lo está.

  Tiene mucha razón al decir que la marca es algo más que un producto, que es una promesa. La marca
  Trump representa el estándar más alto de calidad en todo el mundo, y ése es un compromiso que
  trabajaremos para cumplir, de la misma forma en que lo hizo mi padre. El enorme esfuerzo de Robert

  para establecer el producto adecuado, también le tomó algún tiempo, pero fue sincero en sus intentos
  por presentar los mejores productos posibles. Creo que cumplió su objetivo.
        Con  la  experiencia  que  adquirí  al  trabajar  con  mi  padre,  recibí  un  entrenamiento  temprano
  acerca de las marcas. Eso me sirvió para establecer el nombre Trump en Manhattan, y luego darlo a
  conocer a nivel nacional e internacional. De la misma manera en que padre rico de Robert le señaló

  algunas  nociones  de  gran  importancia,  Fred  C.  Trump,  mi  padre,  se  encargó  de  guiarme.  Con
  frecuencia hacía mucho énfasis en la importancia de amar lo que haces y decía que, si no es así, lo
  más probable es que no triunfes. También era un hombre eficiente y me brindó su fórmula de cuatro

  pasos para alcanzar el éxito.
          1.  Entra.
          2.  Haz el trabajo.
          3.  Hazlo de la manera correcta.
          4.  Sal de ahí.
  Ésa era exactamente su forma de trabajar y, desde siempre, su abarcador enfoque para los negocios

  me ha acompañado. El hecho de trabajar con él en aquellos primeros años, y verlo en acción, fue un
  gran entrenamiento que jamás podrá ser sustituido. De esa manera me comprobó que tener un ejemplo
  a seguir, es una de las mejores maneras para aprender y, por eso, yo trato de ser el ejemplo para mi
  organización. La gente aprende cuando observa y cuando escucha.

        En la actualidad, la marca Trump está firmemente establecida y representa la más alta calidad
  en cualquier lugar. Cada vez que piensas en Trump, piensas en un nivel altísimo de desempeño. Pero
  eso no sucedió por accidente. Fue resultado, desde el primer día, de una decisión consciente y de un
  esfuerzo que realizamos de forma cotidiana. Por ejemplo, cada vez que trabajamos en un proyecto

  nuevo, hacemos una investigación. En Escocia no sólo contratamos especialistas en geomorfología
  para  que  estudiaran  las  dunas  de  arena,  también  mejoramos  de  manera  significativa  el  plan  para
  proteger la vida silvestre local: establecimos medidas para proteger a los tejones, erigimos cajas de
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