Page 84 - El toque de Midas
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va más allá de lo esperado, para servir de la mejor manera posible. Existen muchas labores que no
tenemos que realizar en nuestros proyectos, pero preferimos hacerlas porque nos parece conveniente.
Por ejemplo, no era necesario que rediseñáramos por completo el campo de golf de Los Ángeles
para que fuera verdaderamente espectacular. Pudimos sólo haber reparado el hoyo 18 que se había
deslizado hasta el mar. Tampoco era necesario que nos esforzáramos tanto por conservar el ambiente
que rodeaba las dunas de los campos de golf en Escocia y, sin embargo, lo hicimos. Pudimos haber
cumplido los requisitos mínimos en el aspecto ambiental y ya, pero decidimos esforzarnos al
máximo. Lo hacemos porque a eso nos referimos con dar lo mejor. Esto nos hace ser quienes somos;
es parte de nuestra marca. Y la gente que trabaja en la Organización Trump se enorgullece del
altísimo estándar que manejamos y del papel que desempeña en la credibilidad de la marca.
Si todo mundo trabaja con la misma energía, lealtad y enfoque, es mucho más sencillo navegar.
Por supuesto yo estoy a cargo, pero siempre espero que la gente se responsabilice de manera
individual de la parte que le corresponde. No soy el tipo de jefe al que le gusta hacerla de niñera. La
compañía ha crecido mucho pero la ética fundamental sigue siendo la misma: debemos mantener un
estándar de cinco estrellas. Hace algún tiempo salió un anuncio con mi fotografía tenía el siguiente
encabezado: “Sólo trabajo con los mejores”. Y es porque, en nuestra compañía, la gente tiene que
esforzarse al máximo. Si llegan a entenderlo, entonces nos manejamos sin ningún problema. Yo lo
hago y espero lo mismo de los demás. Ésa es una de las razones por las que quiero que cualquier
persona que se involucre con mi marca, también se desempeñe al nivel del estándar de cinco
estrellas que tenemos.
Si tú apenas estás construyendo tu marca o pensando en hacerlo, debes entender que su
integridad tiene que hablar por sí misma. Pero eso es algo que debe quedar claro desde el principio.
Por ejemplo, si tienes en la mano un huevo de Fabergé auténtico o el diamante Hope, realmente no es
necesario dar un discurso tremendo para vender. Porque si te empeñaras demasiado en describir
productos así, la gente comenzaría a preguntarse si en verdad son genuinos. Siempre debes tratar de
que haya un control de cantidad en la publicidad que haces de tu marca porque la desesperación da
muy malos resultados.
Desde que comencé en este negocio tenía la actitud de “sólo lo mejor”. Creo que siempre estuvo
en mí y, por lo tanto, me esforcé para estar a la altura. Porque la reputación no se puede comprar. Yo
sabía que quería establecer mi marca de la mejor manera posible y de inmediato, pero no fue
sencillo. La renovación que hicimos del viejo hotel Commodore para convertirlo en el hermoso
Grand Hyatt, dio a conocer mi nombre como una persona que realizaba un buen trabajo. La Torre
Trump fortaleció esa reputación en 1983 y, si la visitas ahora, te darás cuenta de que continúa siendo
un edificio de una belleza extraordinaria.
Construir una marca es como construir un rascacielos: primero se colocan los cimientos que,
por cierto, deben ser proporcionales al tamaño del edificio. Como te habrás dado cuenta, a mí me
ayuda mucho pensar en términos de la construcción. Por ejemplo, ¿ya tienes los planos de tu marca?
¿Los cimientos son suficientemente fuertes y profundos para sostener una estructura monumental? No
dejes nada al azar. A la gente le agrada la seguridad y eso lo brinda una marca fuerte. Cada vez que
una persona compra en Gucci, sabe que obtendrá materiales y diseño de la más alta calidad. No es un
riesgo. Sucede lo mismo con la gente que se hospeda en algún hotel Trump: sabe bien que su
habitación tendrá una sofisticación absoluta y recibirá un servicio excelente. Desde la perspectiva de
los empleados, una marca fuerte significa orgullo y seguridad. También los clientes tienen una