Page 88 - El toque de Midas
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artículos que predecían mi caída, en primera página y… ¡el mismo día! Como era de esperarse, los
artículos se leyeron en todo el mundo en cuestión de horas. Jamás olvidaré aquel día. Sin embargo,
me puse a la altura de la situación y comencé a trabajar con mucho ahínco. Ahora tengo más éxito que
en aquel tiempo porque mi enfoque, en todos los aspectos —personal, profesional de marca— se
encuentra justamente donde debe estar. Ya no me permito más distracciones y, debido a eso, tengo la
capacidad para manejar varios negocios de manera simultánea. La marca Trump se mantuvo intacta
durante tiempos difíciles y, a partir de ahí, seguimos avanzando y nos expandimos con un vigor
renovado.
Más, ¿es mejor?
Hablemos acerca de la expansión de una marca. Creo que tu marca debe expandirse, sin embargo, la
integridad debe mantenerse inmaculada. Yo he extendido la marca Trump hacia el ámbito del
entretenimiento, el desarrollo de campos de golf, el negocio hotelero y muchos otros rubros, pero el
común denominador siempre ha sido: calidad con un estándar de cinco estrellas. Siempre debes
mantener en mente el estándar de tu marca para que la expansión resulte viable y gratificante. Claro,
lo anterior no significa que será sencillo. Por ejemplo, el desarrollo de las dunas para jugar golf en
Escocia, llegó a ser un proyecto demasiado abrumador porque, tan sólo el hecho de trabajar en otro
país implicaba una problemática importante, sin contar muchos otros factores que complicaban la
labor. Pero todo nos lleva al punto de partida: ser fiel a ti mismo y a tu marca. Ahí yacen los sólidos
cimientos que soportarán el paso del tiempo y las tribulaciones, y permitirán que tu marca crezca.
El trabajo necesario para la marca
Yo siempre he fungido como vocero de mi propia marca. En cuanto tu marca comience a crecer,
surgirán oportunidades de recibir mayor reconocimiento. En mi caso, desde muy temprana edad
estuve en el ojo del público como desarrollador en Manhattan. Tenía proyectos grandes e
importantes que a veces sorprendían a la gente y generaban el interés de los medios. Por eso me
acostumbré a captar la atención tanto en sentido positivo como negativo. De cualquier manera, la
atención que recibía me ayudó a establecer la marca Trump. Sirvió para que la gente se enterara de
quién era yo y comenzara a reconocer el nombre Trump. Con el paso del tiempo, también llegué a ser
popular fuera de Nueva York.
En 1987 se publicó The Art of the Deal, mi primer libro. Se convirtió en bestseller y mi fama se
acrecentó en gran medida. Mark Burnett lo leyó en aquel tiempo y, más adelante, comentó que fue el
catalizador que lo hizo esforzarse para alcanzar el éxito. También sé que a Robert le impactó mucho
su lectura. Mark trabajaba en aquel tiempo como cuidador de niños y vendía camisetas en Venice
Beach, en California. Muchos años después, se acercó a mí en la pista de patinaje Wollman. Estaba
realizando un episodio de la serie Survivor y, de hecho, había rentado la pista para la filmación.
Cuando habló conmigo mencionó la posibilidad de hacer un reality sobre mí. Me preguntó si
podíamos reunirnos en mi oficina, y yo acepté. Mark llegó a la cita y me explicó el concepto de El
aprendiz. Su propuesta me intrigó desde el principio, sin embargo, como yo me dedico a los
negocios, me preocupaba que el programa requiriera demasiado tiempo. Mark me dijo: “Te prometo,
Donald, que no serán más de tres horas a la semana”. Y, por raro que parezca, ¡le creí! ¿En serio?
¿Tres horas para un programa en horario de alta audiencia? Bueno, de cualquier forma, me agradaban
mucho Mark y su concepto, así que cerramos el trato con un apretón de manos. Mis asesores me