Page 78 - El toque de Midas
P. 78
No hice aquella afirmación para ganar un concurso de popularidad porque, sencillamente, no
soy un político que quiere conseguir tu voto ni un agente de bienes raíces que trata de venderte una
casa. Lo hice porque era una acción congruente con la marca y conmigo. Yo estoy en el negocio de la
educación financiera y quiero que conozcas la diferencia entre activos y pasivos porque, si adquieres
los primeros antes que los segundos, podrás vivir en cualquier casa que desees.
La siguiente prueba se presentó después de que escribí La profecía de Padre rico, libro que se
publicó en 2002. En él predije que se avecinaba la mayor caída del mercado de valores en nuestra
historia. También señalé por qué creía que la industria de los fondos mutualistas iba a ser la causa de
la caída, y por qué millones de inversionistas jamás podrían retirarse.
En cuanto salió La profecía, se me echaron encima las publicaciones que se benefician de la
publicidad de las compañías de fondos mutualistas. Smart Money, una revista financiera, envió a una
persona para que me viera dar una clase en una enorme iglesia en Atlanta. La joven reportera asistió
a todas las actividades de los dos días que duró el encuentro. Unos meses después afirmó en su
artículo que yo había asistido a una iglesia de negros pobres en Atlanta recibido dinero de ellos. La
mujer escribió eso a pesar de que sabía que ese fin de semana reuní 385 000 dólares que, por cierto,
se quedaron en la iglesia. Yo no tomé ni un centavo para cubrir mis viáticos, ni el costo de los
productos que se vendieron. Después de que salió el artículo de Smart Money, me sentí todavía más
feliz de no haber aceptado los cuatro millones de dólares para respaldar a la compañía de fondos
mutualistas.
Como ya sabes, la industria de servicios financieros es una poderosa fuerza que opera desde la
parte trasera de la actual crisis financiera y, además, se beneficia con ella. La gente que trabaja en
esa industria tiene la posibilidad de ser rescatada con el dinero de los contribuyentes, y salir airosa
después de cometer errores y prácticas fraudulentas. Los brazos de la industria son muy largos y
anchos, y todo parece indicar que lo mejor es no meterse con su gente. Para ser franco, me alegra
mucho no depender de los fondos mutualistas para sobrevivir. Si tuviera que escoger entre comprar
fondos mutualistas y un Rolex pirata, preferiría el Rolex.
En 2006 se publicó el primer libro que Donald y yo escribimos juntos: Queremos que seas rico.
Lo escribimos porque nos preocupa la desaparición de la clase media en Estados Unidos. En el libro
afirmamos que las malas inversiones y los pésimos manejos de nuestro gobierno, estaban
destruyendo las vidas de muchísima gente. También escribimos acerca de la crisis económica que se
avecinaba, y dimos consejos para que la gente pudiera protegerse. Asimismo, señalamos que la
inflación les estaba dificultando la vida a millones de personas, y volvimos a apoyar la idea de que
la educación financiera era una de las maneras de superar la crisis.
Por supuesto, la industria de los servicios financieros volvió a arremeter contra nosotros. En
esa ocasión fue el Wall Street Journal. La cita textual, es: “No te equivoques, se trata de un asunto
provocador, pero no vayas corriendo a tirar a la basura tus fondos [mutualistas] todavía”. Ésa fue la
respuesta al comentario que hicimos Donald y yo acerca de que los fondos mutualistas eran
inadecuados para respaldar el retiro de casi todos los estadounidenses. La gente del periódico hizo
su declaración el 11 de octubre de 2006 y, al parecer, no creía que hubiera razón para preocuparse.
Un año después, el mercado se desmoronó. Ahora, yo predigo que no será la última vez que suceda.
El 18 de marzo de 2008 aparecí con Wolf Blitzer en CNN. Él quería saber si la crisis financiera
ya había terminado y yo, en lugar de decir lo que a él le habría gustado: “Todo va a estar bien, ya
pasó lo peor”, predije que Lehman Brothers estaría en tremendos apuros. El 15 de septiembre de