Page 97 - El toque de Midas
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decide unirse a alguna rama del sector militar, él o ella hacen algo más que ponerse un uniforme.
  Porque,  antes  de  entregarle  una  prenda  nueva  al  futuro  soldado,  se  le  separa  del  mundo  y  se  le
  despoja de su identidad, creencias, pensamientos y hábitos anteriores. Sólo entonces, libre de todo

  aquello,  el  joven  se  convierte  en  un  integrante  de  la  Marina, Armada,  Guardia  Costera  o  Fuerza
  Aérea.  Los  servicios  armados  se  aseguran  de marcar  a  toda  su  gente  a  un  nivel  mental,  físico
  espiritual, antes de hacer cualquier otra cosa.
        Este  proceso  se  lleva  a  cabo  de  una  forma  muy  profunda  en  el  caso  de  los  marinos  que

  pertenecen al grupo SEAL (SEAL son las siglas en inglés, de mar, aire y tierra). Los Navy SEAL, como
  se conocen en Estados Unidos, son una unidad de combate fuera de lo común. Son en realidad el
  grupo de élite más prestigioso del mundo. Estos soldados son considerados los elementos más finos

  de  combate.  De  hecho,  antes  de  llegar  a  ser  un  SEAL,  el  soldado  debe  cursar  un  programa  de
  entrenamiento extremadamente arduo que dura dos años. Ese tiempo sirve como filtro para que entre
  75 y 90 por ciento de los aspirantes, abandone el programa. Como parte del mismo, los soldados
  tienen que participar en varios ejercicios que ponen a prueba su voluntad. El llamado “examen de

  profundidad”  consiste  en  amarrarles  un  pie  y  una  mano  y  lanzarlos  a  lo  profundo  del  mar;  los
  soldados  deben  volver  por  sí  mismos  a  la  superficie  y  tratar  de  contener  la  respiración  todo  el
  tiempo. Luego nadan 50 metros, aún atados. A pesar del rigor de esta prueba, el peor desafío es el

  llamado “Semana infernal”. Es un periodo en que los soldados permanecen despiertos 20 horas al
  día, llevando a cabo, incesantemente, tareas que implican un extenuante esfuerzo físico. Durante todo
  el tiempo de la Semana infernal, se les invita a rendirse, y al final, si todavía perseveran, les dan un
  baño de agua helada con mangueras para producirles hipotermia. Luego nadan dos millas marinas.
  Cuando salen, el instructor les entrega una taza de chocolate caliente, pero les dice que sólo pueden

  beber de ella si aceptan que fracasaron, y abandonan el entrenamiento. Muchos SEAL han dicho que
  devolver esa taza de chocolate caliente es lo más difícil que han hecho en su vida.
        Las organizaciones militares tienen un nivel de sofisticación importantísimo en lo que se refiere

  a la creación de marcas. Kathy dice que una verdadera marca comienza desde el centro del corazón
  y, de ahí, surge para permear los corazones y mentes de todos los integrantes de la organización.
  Después se extiende hacia el mundo exterior. Las mejores marcas se convierten en parte de nuestro
  ADN.

        Por ejemplo, cuando el Equipo 6 de los SEAL (ST6) asesinó a Osama Bin Laden, el poder de su
  marca  tuvo  resonancia  en  todo  el  mundo.  Mucha  gente  que  jamás  había  oído  hablar  de  los  SEAL,

  comenzó a preguntar: “¿Quiénes son esos individuos?” Lo curioso es que ellos se manejan con un
  código de secrecía absoluta, y es precisamente ese código de silencio absoluto, lo que le ha otorgado
  mayor poder a la marca. ¿Qué nos dice eso acerca de los negocios que sólo nos bombardean con
  publicidad superflua, ruidosa y repugnante? Nos dice que no están construyendo una marca, que sólo
  son un fuerte dolor de cabeza.

        Atila, el huno, fue uno de los mayores constructores de marcas de todos los tiempos. Su marca
  lo  antecedía  de  una  forma  tan  sólida,  que  los  ejércitos  enemigos  a  menudo  se  rendían  antes  de
  intentar  enfrentarse  a  él. A  pesar  de  que  fue  líder  de  los  hunos  de  454  a  453  a.C.,  la  gente  aún

  continúa hablando de él hasta la fecha. A eso se le llama poder de marca, y es también prueba de que
  una marca puede dejar un legado.
        Empresarios como Steve Jobs de Apple (q. e. p. d.), Mark Zuckerberg de Facebook y Sergey
  Brin de Google, son los modernos Atilas de la construcción de marcas y legados. Han creado algunas
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