Page 98 - El toque de Midas
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de las más poderosas de la historia mundial y, cada vez que alguno de ellos se mueve, el mundo se
  sacude y los negocios se ven forzados a renovarse o morir.
        También  las  organizaciones  criminales  tienen  marcas.  El  simple  nombre  de  la  Cosa  Nostra

  genera miedo en todos lados. Sucede lo mismo con los Yakuza de Japón. En el ámbito de las drogas,
  el cártel de Cali y el cártel de Medellín, en Colombia, son reconocidos como líderes en el comercio
  de cocaína.
        Incluso los timadores construyen marcas. Por ejemplo, el nombre de Bernie Madoff alguna vez

  fue muy importante en el ámbito de la gente rica y las celebridades, pero ahora, se le reconoce por
  haber realizado el esquema Ponzi más grande de la historia. ¿Podría el nombre de Bernie Madoff
  llegar a ser más famoso que el de Charles Ponzi, creador de los esquemas que llevan su nombre? Ya
  lo dirá el tiempo. No me sorprendería que, en unos cuantos años, lo que conocemos como esquemas

  Ponzi se convierta en “esquemas Madoff”. En mi opinión, ¡ese nombre describe mejor el delito!
        Como verás, es muy importante comprender el poder y el valor de una marca. Kathy insiste
  mucho en que, antes de comenzar el proceso de su creación, debes estar dispuesto a hacer todo lo que
  esto  implique  en  cuestiones  de  tiempo  y  dinero.  “Muchos  líderes  quieren  crecer  y  construir

  compañías grandes, pero no todos ellos están dispuestos a hacer lo que se requiere para que su sueño
  se vuelva realidad. Para muchos directores ejecutivos, el tiempo es un lujo mayor que el dinero”,
  dice Kathy.
        Tienes que darte cuenta de que la marca es un estilo de vida, no sólo un suceso, y que, como te

  permite cumplir tu propósito, vale la pena que inviertas toda tu energía y tiempo en ella. Sé una
  marca, no un negocio, y valora tus logros.


  Una última reflexión

  Las marcas lo son todo y están en todos lados. Hay marcas globales y locales, para los ricos, para
  los no tan ricos, y para todos los que están en medio. Hay marcas para niños y marcas para adultos.

  Cada  industria  tiene  su  marca.  Por  ejemplo,  en  el  mundo  de  los  metales  preciosos,  el  oro  tiene
  distintas marcas en lo que se refiere a monedas: el Eagle estadounidense, el Maple Leaf canadiense,
  el Kangaroo australiano y el Krugerrand sudafricano. A pesar de que todas están fabricadas con oro,
  se venden a distintos precios.

        En la religión también hay marcas y submarcas. El cristianismo tiene las vertientes protestante y
  católica. En el budismo se conocen las perspectivas de los chinos, japoneses y tibetanos. El Dalai
  Lama, una marca de poder en sí mismo: es un budista tibetano. Asimismo, dentro del mismo budismo
  tibetano hay submarcas y subconflictos. Y en el mundo del terrorismo, ya todos nos hemos percatado

  de las riñas entre judíos, musulmanes y cristianos. ¿Por qué tiene que haber tanta tensión y conflicto?
  La respuesta se explica, hasta cierto punto, por el contexto de las marcas y submarcas, la batalla que
  se libra para ganarse los corazones mentes de los seguidores religiosos.
        En la política, los republicanos no tendrían mucho que decir si no fuera por los demócratas. De

  hecho, si no existieran los republicanos, no necesitaríamos a los demócratas. Como verás, las marcas
  pueden lograr que la gente se una, pero también que se polarice.
        En el competitivo ámbito de los negocios, el mundo de la mayor calidad a menor precio, de la
  tecnología que evoluciona con toda celeridad, y de las transacciones que se realizan de forma casi

  instantánea, tal vez sea más importante construir la marca que el negocio. De hecho, tratar de sacar
  adelante un negocio sin construir la marca, resulta más difícil cada vez.
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