Page 137 - Luna de Plutón
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desgracias, seguimos siendo una potencia!
—¡La Tungstenio, la nave más poderosa del Sistema Solar, es invencible! —
vitoreó otro.
—¡Un momento! —gritó uno de los ingenieros, sentado frente a un panel inmenso
de monitores, luces y teclas táctiles holográficos—. ¡Nos siguen tres cruceros de
guerra de la Hermandad Federal! ¡ALERTA ROJA!
—¡Todos a sus puestos de batalla! —ordenó Metallus—. ¿A qué velocidad nos
siguen?
—No la suficiente para alcanzarnos, señor. La Tungstenio es mucho más veloz,
pero pueden dispararnos.
—¡Levanten campos de fuerza, preparen el Dedo del Diablo!
—¡PREPARANDO EL DEDO DEL DIABLO! —gritó un ogro vestido con una
armadura plateada.
Desde el cuerpo de ingeniería de la nave espacial, ogros vestidos con batas de
laboratorio levantaban inmensas palancas.
—¡Energía al máximo!
—¡Energía al máximo!
—¡Energía al máximo! ¡Los tres reactores están en línea!
Otro soldado revisaba una enorme máquina que profería un tenebroso ruido
huracanado y que estaba aislado por un panel de cristal.
—Energía al 40… 60… 80… 95… ¡¡100%!!
Al recibir la orden, el Jefe de Ingeniería, en el otro extremo de la nave, dio la
orden:
—¡Energía al 100% y sobrecargando!
Otro tripulante, que vestía una armadura dorada, y estaba sentado en un inmenso
escritorio que se ubicaba un nivel más arriba detrás de la silla de Metallus, dirigía, por
medio de una palanca, la mirilla que se movía en su radar, donde se reflejaban mapas
holográficos de los cruceros de guerra de la Hermandad Federal.
—¡La mira está lista!
Metallus se puso de pie.
—¡FUEGO!
Los bordes del enorme disco espacial brillaron, como si fuese una especie de plato
rodeado de magma, y concentraron energía en un solo punto, desde donde se formaba
una bola infernal, similar a un viejo sol a punto de colapsar. Desde ahí, una refulgente
bisectriz de energía salió despedida, alargándose por millas enteras, hasta alcanzar a la
desafortunada nave (que parecía un buque espacial). El crucero de guerra fue