Page 144 - Luna de Plutón
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ofreció Hathor, adelantándose un paso.
—¡Mejor no! —lo contuvo Knaach—. Es una conversación privada, muy privada,
y no es bueno que la escuches, porque… Te enterarías de cosas que luego yo te
contaré, pero que todavía no puedo relatar. Son secretos personales de este amigo que
les he dicho, secretos que comparte solo conmigo y… Bueno, si dejara que otro
escuchase, ¡traicionaría su confianza!
Hathor asintió lentamente.
—Así que ya saben, ¿eh? Espérenme aquí, que yo ya vuelvo.
El león caminó con patas ligeras hasta el pie de la estatua, donde había una larga y
fría sombra, justo frente al zellas, quien lo veía con los ojos bien abiertos, mientras
masticaba una ramita verde.
—¡Hola! ¿Puedo pedirte un favor?
La criatura lo observaba, pero no contestaba.
—Es un favorcito, solo quiero intentar comunicarme con alguien, alguien que
viene de… Oye, espera un momento, las comunicaciones telepáticas que tú estableces
son secretas, ¿verdad? ¿No le dirás a nadie más al respecto, no?
—Depende…
Knaach se apretaba el labio inferior, nervioso.
—¿Depende de qué?
—Depende de qué y cuánto me des a cambio…
Ahora entendía por qué Hathor se había ofrecido a mediar con el zellas; esta
criatura tenía un carácter bastante distinto al que había hallado con su amiga en el tren
aéreo de Plutón. Por otro lado, si bien ellos no podían escuchar la conversación en sí,
lo cierto era que había que revelarles, por lo menos, a dónde quería comunicarse, y
solo eso era, de por sí, demasiado revelador.
—¿Qué es lo que deseas?
—Eres un león —repuso la criatura—. ¿Qué haces aquí? Deberías estar en el
palacio de Hamíl.
—Digamos que soy nuevo en el pueblo.
—Hmmm —gruñó, para luego seguir masticando.
Y así se quedó en silencio, meditabundo, sin quitarle los ojos de encima.
—¿Crees que puedas ayudarme? —insistió el león, suplicante.
—No sé, no veo que traigas nada contigo.
Knaach, perdiendo rápidamente la paciencia, se mordía ampliamente el labio
inferior, a la vez que entrecerraba sus grandes ojos y bajaba sus orejas. El zellas lo
veía impasible, masticando.