Page 256 - Luna de Plutón
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—Se tratan de comunicar nuevamente con nosotros, Shah.
—Comuníquelos.
—Habla el Capitán Meinhardt Hallyfax, de la Parca Imperial —dijo una voz
rasposa, altísima y desagradable, que resultaba agonizante para el tímpano de los elfos
—. Esta es la última oportunidad que tienen de rendirse. Su nave será abordada. Es la
única alternativa que tienen, de lo contrario, afrontarán aniquilamiento inmediato.
Panék frunció el ceño y abrió la boca, sorprendido, observó a Degauss, y articuló
con sus labios el nombre «Meinhardt Hallyfax», como si no hubiese dado crédito a lo
que acababa de escuchar.
—Esto es malo, Panék. Esto es muy, muy, malo —gruñó, sentándose en su puesto,
y bajando el inmenso arnés cableado que tenía el casco virtual desde donde podía ver
al exterior de la nave.
Tanto los copilotos de la cabina como los ingenieros y el subcapitán, reflejaban en
sus rostros no solo la sorpresa, sino también la incredulidad. El rostro estoico de los
elfos se derretía lentamente para adoptar una expresión de miedo y desconcierto
palpitantes aún más grandes que los que producía el inmenso tamaño de la Parca
Imperial.
—¿Por qué la luna Io quiere declarar una guerra a Titán? ¿Han enloquecido? —
preguntó el subcapitán, con altiva vehemencia—. No entiendo, son uno de nuestros
mayores aliados comerciales. ¿Quién es el nuevo emperador? ¿Quién ha reemplazado
a Gargajo y por qué hace esto?
—No —atajó Degauss, sin dejar de ver por la mirilla—. No es Io, ni tampoco es
un nuevo emperador. Esa nave monstruosa no pertenece a la armada de esa luna, yo
las conozco bien.
—¿Entonces no era Meinhardt Hallyfax?
—Sí era —dijo Panék, con voz sombría.
Se sentó en su silla, a la vez que los elfos lo observaban con caras desahuciadas,
como gatos con expresiones humanas.
—Pero algo me dice que ya no es comandante de la Armada Imperial de Io, ahora
está por su cuenta…
La cabina quedó sumida en un silencio profundo, que se sostuvo por largo rato, a
medida que la tripulación calibraba cada movimiento de la nave enemiga y esperaba
alguna orden de Panék. De pronto, uno de los elfos, un teniente, apretó los puños…