Page 262 - Luna de Plutón
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—Usted se dará cuenta cuando esté frente a la ventana… ¡En marcha!
—A sus órdenes, Shah.
Panék retornó a su silla, a la vez que veía con atención a la pantalla, la cual seguía
reflejando a la Parca Imperial, alejada de La Anubis pero metódica en su persecución.
—Si lo desea, Shah, puedo grabar lo que está reflejándose en la pantalla y
guardarlo aquí —dijo el Jefe de Ingenieros, girando la silla.
—Hágalo.
—Quieres tener evidencias e información posible a mano para mostrarlo ante la
Hermandad Federal. ¿No es así?
—Solos no podemos ganarle a la Parca Imperial, así que vamos a pedir ayuda.
—Felicidades, Shah —conminó Degauss, irguiéndose—. Sabia decisión.
—No tengo tiempo para pensar el trasfondo de lo que se está cociendo aquí, ni
por qué Hallyfax es ahora un vulgar pirata espacial, ni quién diablos construyó esa
monstruo, no conozco otras potencias en el Sistema Solar aparte de las de siempre,
pero por ahora, todo lo que tenemos que hacer es sobrevivir.
—De eso me encargo yo.
—Excelente, Degauss. Toma el mando de la nave, yo tengo que hablar con la
Hermandad.
Degauss tomó el puesto de Panék, a la vez que el Shah se puso en cuclillas al lado
de la silla del Ingeniero de Comunicaciones.
—Quiero que abras una señal a la luna Elara y me comuniques con la Hermandad.
Diles que habla el Shah de Titán, Panék.
El ingeniero no pudo maniobrar sobre la computadora holográfica por más de
cinco segundos sin que un molesto pitido resonara una y otra vez. El elfo torció los
labios y, haciendo otra maniobra, volvió a encontrarse con el mismo sonido
estrangulado.
—No puedo, Shah. ¡No me deja!
—Parece que no es solo un rayo tractor lo que han puesto a funcionar —prosiguió
el ingeniero—. No nos dejan comunicarnos tampoco. De alguna forma, también nos
han aislado.
—Intenta comunicarte entonces con la base de Hamíl. Es más cerca, así que
podremos tener más éxito.
—Sí, Shah.
Pronto, la nube difuminada de interferencia dejó escuchar la voz nítida y profunda
del elfo Tefnut Netikerty.
—Aquí, base. ¿Cómo va por allá arriba, señores?