Page 266 - Luna de Plutón
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—Acerquen la nave y abran fuego. Mantengan la distancia con los cañones.
—Shah, el acercarnos solo aumentará un 15% el daño que le hagamos a la Parca
Imperial, aún no sería suficiente para penetrar su escudo, y…
—¡CÁLLATE! ¡ACÉRQUENSE! ¡ACÉRQUENSE AHORA!
La tripulación se puso a trabajar inmediatamente, La Anubis, recubierto en aquel
magma brillante, se adelantó como un águila.
—La mejor forma de evitar cualquier daño de la Parca Imperial es poniéndonos
sobre ella —dijo Degauss—. Tracen la órbita y háganlo.
—Sí, señor.
—Los torpedos de La Anubis tienen una energía cientos de veces más grande que
el espacio del receptáculo donde están contenidos, provocando que puedan volar y
desintegrar millas enteras cuando son liberadas. Sin embargo, el escudo de energía
que está utilizando la Parca Imperial (tal como su arquitectura) proviene de una
tecnología que ni siquiera nosotros conocemos —prosiguió el elfo oscuro—. Panék,
nuestras oportunidades de ganar esta batalla son nulas. Comparto tu decisión de no
caer en el chantaje de Hallyfax, pero será mejor que pienses en algo que nos lleve a
algún lado, y pronto.
Panék tenía los ojos en el visor principal, sin embargo, no era la nave enemiga lo
que veía realmente, sino a Pisis y a Tepemkau, sus ojos amarillos reflejaban una ira
demencial. Después de ese vuelo, Panék ya no volvería a ser Shah.
La Anubis pasó en rasante cerca de un alerón y, acelerando, voló sobre ella. Desde
la pantalla principal, daba la impresión de que la nave cabalgaba a una ballena.
—Ven, ven a mí…
—Voy hacia ti, maldito, ¡voy hacia ti!
—Acércate, ven, ven, alcánzame.
—Te voy a hacer pedazos.
—Ven e inténtalo.
—Panék, ¿qué estás susurrando? ¿Con quién hablas? Panék giró la cabeza para
ver a Degauss como si hubiese acabado de despertar de un sueño, un sueño con los
ojos abiertos.
—¿No lo escuchaste? —murmuró, sintiendo dormida su cabeza, y cayendo en