Page 270 - Luna de Plutón
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—¿Qué pasa? ¿Dónde está Marion?
Hathor se había mordido, sin querer, las comisuras del labio inferior, su barbilla
estaba llena de sangre. Si dejaba de apretar los dientes, se desconcentraría, si abría los
ojos, también se desconcentraría. Hacía rato trataba de no escuchar a Knaach, y este,
por su parte, había desistido de hablarle, pero lo sentía cerca, y eso era lo que
importaba. El león era como un segundo apoyo. Pensaba, con toda la fuerza que su
cuerpo y voluntad unidas le permitían, en un sólido muro de ladrillos. Un muro de
ladrillos que, exactamente igual a como Hathor lo veía en su mente, Hallyfax
(enojándose cada vez más) veía en la suya.
Un muro que, además, no podía penetrar. Las sienes de su cabeza calva
palpitaban, como si bajo ellas hubiese gusanos moviéndose.
Hathor gritó. Su muro de ladrillos tembló; podía escuchar cómo se rompía
lentamente. Intentaba contener a Hallyfax, recoger todo su horrible, espeso y viciado
campo psíquico dentro de sí mismo, para que no contagiara a los otros… Pero ya
había llegado al límite de sus fuerzas. Panék estuvo a punto de hundir sus garras en
sus oídos, para dejar de escuchar la voz de Marion, que por momentos volvía y lo
llamaba.
Degauss gruñía como una fiera, intentando apartar de su mente todo aquello que
no fuera su computadora. Por la forma como abría los labios y mostraba sus dientes,
podía verse que, por intervalos, debía hacer más esfuerzo para concentrarse, como si
el dolor llegase por ondas irregulares. Hathor lloraba como un niño pequeño, sin
control. Su cara se estaba volviendo cada vez más roja y ahora escondía la cabeza
entre sus dos puños, gruñendo. El muro de ladrillos se estaba haciendo pedazos poco
a poco.
Crack.
Se caían los ladrillos.
Crack.