Page 272 - Luna de Plutón
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un frío mortal. El capitán de la nave gritaba como si se hubiese despertado de una

  pesadilla.
       —¡AAAAAAH! ¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAH! —aulló, dando vueltas, con

  un brazo cubriendo sus ojos—. ¡MALDITO! ¡MALDITO!

       Las criaturas que estaban en el camarote de Hallyfax, aquellos quienes lo atendían

  tan  cuidadosamente,  levantaron  los  tentáculos  que  colgaban  de  sus  cabezas,
  aterrorizados, como si pudieran sentir el dolor de su amo. Desde la Plaza Principal de

  la  Parca  Imperial,  los  tripulantes  se  pusieron  de  pie:  vampiros,  plutonianos  y

  nereidanos, viendo hacia la gran torre oscura por la que la columna de hierro de un

  ascensor conducía a la cabina de la nave a su capitán. Sus gritos resonaban como los
  de una bestia herida.












       Knaach se puso en cuclillas, como un felino que espera en silencio a una presa,

  para así amortiguar la caída del cuerpo de Hathor, que se había desmayado.

       Panék estaba ya sobre su silla, dictando órdenes para trazar el curso rumbo a la
  luna Elara, a la velocidad de la luz.

       —Degauss, toma el mando.

       —¿A dónde vas?

       —A buscar a Hathor, quiero verlo. Quiero verlo ahora.
       —Bien. Justo cuando se levantaba de su silla.

       La  Anubis  dio  un  fuerte  tumbo,  que  le  hizo  perder  el  equilibrio  y  que  disparó

  todas las alarmas de la nave.

       —¡Shah! ¡No podemos movernos! ¡Es la Parca Imperial! ¡Han conectado su rayo
  tractor otra vez, y nos ha atrapado!

       Degauss trotó hasta la silla del ingeniero.

       —Coloca toda la energía de la nave sobre los motores, sacrifica el 60% del soporte
  de vida del sistema si es necesarios aun sin el generador de aire tenemos suficiente

  oxígeno para llegar a Elara.

       —No,  no  puedo,  señor.  No  puedo.  Han  anulado  los  sistemas,  ¡nos  tienen

  atrapados!
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