Page 268 - Luna de Plutón
P. 268

—¿Qué pasa, Hathor? —preguntó el león, empujando el hombro del chico con su

  hocico.

       —Me duele la cabeza… Cielos.
       Cerró los ojos, apretó los dientes, se llevó ambas manos a las sientes, gimiendo.

       —¡Voy a traer un médico!

       —¡No!  ¡No!  —gimió—.  No  van  a  ayudarme,  no  pueden  hacerlo.  Quédate
  conmigo.

       Hathor apoyó las manos al suelo, los mechones de cabello de color amarillo claro,

  que cada vez parecían más blancos, caían por su cara. Su estómago subía y bajaba,

  como si estuviese a punto de vomitar.
       Knaach bajó la cabeza para colocar sus ojos a la altura de la frente del elfo.

       —¿Qué diablos sucede contigo?

       La cara de Panék se hallaba bañada en sudor, sin darse cuenta, se encontraba a sí

  mismo  agotado,  respirando  agitadamente.  El  interruptor  de  comunicación  se  activó,
  giró la cabeza apenas la lucecita roja intermitente le indicó que entraba una llamada, la

  voz habló clara y fuerte:

       —Panék… ¿Me escuchas? ¿Me puedes escuchar, Panék?
       —Te escucho…

       —¿Sabes quién soy, verdad? ¿No me habrás olvidado?

       El  Shah  se  llevó  las  manos  a  la  cabeza,  cerrando  los  ojos,  respirando  con

  dificultad.
       —No, ¿cómo puedo olvidarte yo, Marion? Eso ni siquiera lo menciones. ¿Cómo

  olvidarte a ti, si desde que tú te fuiste, mi vida terminó?

       —La  eternidad,  todo  lo  que  es  el  paraíso,  todo  aquello  que  es  sublime  ha  sido

  siempre marchito para mí, porque no estás tú. ¡Se dice que en la muerte, el tiempo
  pasa rápido en el mundo de los mortales, pero eres tanto, Panék, que sin ti, cada hora

  es eterna! ¡Te amo!

       —Marion, quiero irme contigo. Si yo me quito la vida, y el infierno es lo que me
  espera, pues prefiero que deshagan mi alma en mil pedazos, y dejar de existir…

       —¡Estoy aquí! ¡Estoy aquí, más cerca de ti de lo que imaginas! ¡Por dios, Panék!

  ¡No creerías las cosas que he visto, no creerías todo lo que hay! ¡Un mundo infinito
  de  posibilidades,  más  allá  de  los  límites  de  la  mente!  ¡Podemos  estar  juntos  en
   263   264   265   266   267   268   269   270   271   272   273