Page 269 - Luna de Plutón
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minutos, mi Panék, mi Shah! ¡Ven! ¡Ven a mí!
—¿Cómo?
—Baja los escudos y abre las compuertas principales de la nave. Ábrelas, amor, y
déjame entrar a la nave.
Panék alargó una mano hasta el pequeño tablero holográfico…
—Pero Marion, no puedo hacer eso.
—¿Qué? ¿Por qué?
—Si lo hago, si abro las compuertas, voy a exponer a la nave al vacío y todos van
a morir.
—Me tomará solo pocos segundos entrar, Panék… Yo te diré cuando esté dentro y
las podrás cerrar de vuelta.
—No, Marion ¡no entiendes! ¡No puedo hacer eso! ¡Oh, por dios!
—Panék, si no puedes hacerlo, no importa.
—¡No, Marion, no te vayas! ¡No te vayas!
—No tengo tiempo, me están arrastrando.
Panék dio un salto sobre su silla, su dedo estaba sobre el botón.
—Voy a abrirlas.
—¡Pronto! —suplicó, aterrorizada—. ¡Si descubren que estoy aquí, me van a
llevar de vuelta!
Panék levantó la cabeza y, con sus ojos vidriosos, vio, con pesada consternación,
que su tripulación estaba echada en el suelo, frente a sus sillas, en posición fetal,
delirando.
Degauss apenas se mantenía de pie con los brazos tomados del respaldo de su
silla, viéndolo.
—¿Quién eres?
—¡Panék! ¡Vuelve, por fav… P… Por… Por… Por… Por… Por…!
Los elfos volvían lentamente a sus sillas, viéndose las caras.
—¡CÁLLATE! ¡CÁLLATE YA! —gimió el alférez, apoyando las manos sobre la
pantalla.
Degauss caminó maltrechamente hasta Panék y se apoyó de sus hombros.
—Va a volver dentro de poco, quiero que pienses bien…