Page 263 - Luna de Plutón
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—Mal, Tefnut —contestó Panék—. Escúchame bien: necesito que abras una señal
ahora mismo con la luna Elara, comunícate con la Hermandad Federal, envíales una
señal de alerta roja de Titán, pídeles que el Shah requiere asistencia de inmediato.
Diles que hay una nave desconocida y hostil, pilotada por Meinhardt Hallyfax.
¿Captaste? Meinhardt Hallyfax. Anota eso.
—A la orden, Shah, no perderé el tiempo.
Dicho esto, la comunicación se cortó secamente.
—¿Te das cuenta de lo que va a pasar cuando la Hermandad venga y descubra que
has tenido a Metallus todo este tiempo en Hamíl, Panék?
—Señor, la Parca Imperial ha dejado de perseguirnos —anunció el teniente,
viendo su radar.
—Manténganos lo más alejado posible. Usen a Titán como un eje de separación
entre ellos y nosotros —ordenó este, a la vez que observaba a Degauss—. Sí, me doy
cuenta, pero lo importante es mantener a salvo a la tripulación. ¿Por qué siento que
usted me vuelve a cuestionar, estratega?
—Tu decisión me parece, una vez más, la correcta. Y no te cuestiono, solo
pretendo servirte como una conciencia aparte, como Kann.
—Lo haces bien, eres casi tan molesto como él.
Panék no acabó de sentarse nuevamente en la silla antes de que la voz del teniente,
gritando, lanzara una nueva alerta.
—¡Shah! La Parca Imperial ha hecho alto total y ha desconectado su rayo tractor.
—Tal vez quieran volver a comunicarse con nosotros…
—No, Shah… ¡Se hallan sobre el cielo de Hamíl! ¡Están por hacer algo!
—¿Qué? ¡Maldita sea! ¡En pantalla!
La cabeza de la Parca Imperial se hallaba frente a la burbuja que representaba la
atmósfera de Titán. La nave espacial se hallaba detenida sobre un punto, ajena por
completo a la presencia de La Anubis, que apenas era una migaja asomado sobre el
horizonte de la luna.
—Van a evitar que la base de Hamíl se comunique con la Hermandad Federal.
—¡Detecto una enorme cantidad de energía concentrándose sobre la nave
enemiga, señor! ¡Van a empezar a disparar hacia abajo!
—¡Alerta a la Bahía de Torpedos! ¡Armen las defensas! ¡Abran fuego a
discreción! ¡VAMOS!
La Anubis volvió a resplandecer, embalándose en dirección a la Parca Imperial;
desde sus costados resplandecieron luces blancas. Disparó dos misiles al mismo
tiempo. Ambos proyectiles, recubiertos de halos brillantes, reptaron como fieras en