Page 285 - Luna de Plutón
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Calizo frotó sus manos.

       —Sin embargo, el señor Cadamaren tuvo a bien aceptar mi idea, que, modestia
  aparte,  era  fantástica:  cuando  Claudia  consiguió  subir  a  la  Herschel  Magnatino,

  incriminarla  también  a  ella  te  haría  quedar  a  ti  como  un  tipo  mucho  más  sucio,

  detestable y desesperado frente a los ojos del Sistema Solar, por haber enviado a tu

  pequeña a hacer el trabajo sucio. Pero una vez más, hubo interrupciones, y la cerdita,
  contra  todo  pronóstico,  volvió  a  sobrevivir  —resopló,  burlonamente—.  ¡Debo

  agradecer que tu nave y La Anubis se hayan enfrascado en combate! Porque eso me

  dio tiempo de escapar y enviar las coordenadas de tu ubicación en Titán. De no ser

  por ello, la Parca Imperial todavía andaría buscándote.
       —Calizo ha sido muy útil para la causa —prosiguió Cadamaren, dando un paso

  adelante—.  Durante  meses,  nos  estuvo  pasando  detalles  importantísimos  sobre  la

  Tungstenio, que en parte ayudaron a los nereidanos a construir la Parca Imperial. Por
  otro lado, lo que más me duele de todo esto, su majestad, es que cuando Calizo nos

  dijo dónde se hallaba usted, nosotros movilizamos la Parca Imperial para rescatarlo de

  los elfos, y ofrecerle el plan, que acaba usted de rechazar. Una lástima. Será entonces
  un nuevo rey el señor Popsttone, quien guíe a la raza de los ogros hacia un mejor

  futuro, en Titán. ¡Hasta nunca, señor Metallus Titanium!

       El gran ogro tuvo que resistir el impulso de empezar a triturar cosas con su puño.

  Se quedó ahí, sentado, cubriéndose la cara con ambas manos. Mientras que, tras el
  marco de la puerta de la cabina, se hallaba Claudia, con la cabeza cerca de una rendija,

  que le permitió escuchar la conversación… La niña se llevó ambas manos a los ojos,

  llorando.
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