Page 287 - Luna de Plutón
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—Lo fue por muchos años, hasta hoy… —intervino Degauss, de pronto.
Knaach se sorprendió de verlo ahí, tras ellos. Hathor, por el contrario, se acercó al
ventanal y pegó la frente al cristal, en silencio.
—Tienes que entender a Hathor, no ha sido fácil para él —dijo, lentamente— pero
tampoco ha sido fácil para ti ni para nadie. ¿Recuerdas a un tal Mojo Bond, y a su
jefe, Osmehel Cadamaren? Nos hablaste de ellos en el bar de Netikerty, cuando
confirmaste la versión de tu amiga, Claudia.
—Sí, los recuerdo a ambos.
—Pues están a bordo de la Parca Imperial.
—¿Cómo lo sabes?
—Metallus se acaba de comunicar con La Anubis, y yo atendí su llamado. Lo que
nos ha dicho fue horroroso. Ya sabemos qué es lo que pretende Cadamaren. Como
comprenderás, ahora la situación es mucho más delicada que antes.
Hathor giró la cabeza para observar a Degauss.
—¿Y qué es lo que se hará ahora? —preguntó.
Knaach recordó aquella expresión en el rostro de Hathor, la había visto antes en la
casa de Panék, en Hamíl. Aquellas líneas que demarcaban una madurez insólita.
—Es tal vez la peor parte, Hathor, pues no sabemos. Los poderes de Amén tienen
un límite, la Parca Imperial va a cruzar su barrera de energía tarde o temprano,
máxime si con cada minuto que transcurre, él se va debilitando más.
El chico, apretando los puños inconscientemente, giró nuevamente para seguir
viendo a través del ventanal.
—Los dejo solos otra vez, yo debo volver a la cabina.
—A decir verdad, todos vamos a volver a la cabina.
Todos se voltearon para ver a Panék.
—Vamos a tener una reunión para discutir nuestros planes, y eso te incluye a ti,
peludo…
—¿Por qué yo?
—Porque Amén quiere verte, me ha dicho que desea hacerlo.
La tripulación de la cabina de La Anubis se estaba tomando un merecido descanso
físico, mas no mental, pues discutían qué órbitas seguir y qué direcciones especiales