Page 291 - Luna de Plutón
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—¡Jajajajajaja! ¡Es DIO! —exclamó Amén—. ¡Tu género como un grano de arena
en un mar sin agua, niña!
—Lo que quiere decir es que es una computadora, de nombre DIO, y que es capaz
de registrarlo todo. Lleva un registro de los sucesos enteros del Sistema Solar, que van
más allá de los libros de historia de cualquiera de nuestras civilizaciones. Todas las
razas están registradas en él, DIO lo ha venido haciendo desde que Amén dormía en
su matriz.
Knaach levantó la cabeza inmediatamente, hacia la computadora.
—¿Los leones también?
Amén bajó la cabeza para ver al felino a la cara.
—A todos —sentenció.
—Bien, si no hay más preguntas, entonces pasemos a qué haremos ahora para
escapar de la Parca Imperial.
—Y más allá de eso, para avisar a la Hermandad Federal de Planetas Unidos el
golpe de Estado múltiple que planea dar Cadamaren —repuso Degauss.
—De acuerdo a las palabras de Metallus, Cadamaren ha dicho que su alianza se
hará pública en pocas horas. Eso le deja un tiempo limitado a Meinhardt Hallyfax para
aniquilar a La Anubis y a la Tungstenio. No es que le cueste mucho llevar a cabo esa
tarea realmente, pero de seguro tiene que tomar su lugar en la cabeza de las tropas de
Io y de Iapetus con mucha antelación para planear una estrategia en caso de que
estalle la guerra.
—¡Se te olvida algo, anciano! ¡Iapetus jamás seguirá a Calizo Popsttone! ¡Los
ogros entrarán en guerra contra él antes de hacer nada!
—En efecto, yo también creo lo mismo —lo atajó Rockengard—. Sin embargo,
Calizo nos ha mentido antes y nada le impide hacerlo otra vez. No te olvides que tiene
un padre que es ministro tuyo, y que además, es un viejo ingenuo y bueno, que no sé
de dónde ha sacado semejante retoño. Si yo fuera él, diría al pueblo que la Hermandad
te ejecutó ya, y que en nombre de tu memoria entramos en guerra… Eso resultaría.
Metallus gruñó, llevándose la mano a la barba.
—Estratega Rockengard, tengo entendido que usted engañó a la Parca Imperial
para acercarse a ella sin que Hallyfax se diera cuenta.
El anciano se aclaró la garganta, haciendo temblar su espesa barba blanca y
merlinesca, que cubría la mitad de su cara.
—Fue solo un golpe de suerte. Apagamos todos los censores enérgicos de la nave
y planeamos en la estratosfera de Titán. Por eso pudimos acercarnos sin que se dieran
cuenta.