Page 48 - Luna de Plutón
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—Sin  embargo,  te  estoy  hablando  de  mi  raza  —repuso—.  Yo  nací  en  Plutón,

  nunca he salido de aquí.
       La ogro caminó con las manos sujetas tras la espalda, viendo de cerca a Venus.

       —Pobre planeta, no tiene ninguna luna… Dicen que es inhabitable, los científicos

  no se animan a ir hasta allá.

       El león no contestó.
       Claudia  giró  la  cabeza  y  contempló  que  lo  que  seguía  era  una  esfera  de  gases

  misteriosa, con pedazos de asteroides pulverizados y apilados entre sí.

       —¿Y esto qué es? —preguntó la chica, con curiosidad.

       —Eso  fue  un  planeta  llamado  Tierra  —contestó  Knaach,  con  voz  sabia—.
  Desapareció hace muchos miles de milenios en una calorífera nube de vapor que tenía

                        [7]
  forma de hongo .
       —Oh…

       El  próximo  vagón  fue  lo  que  más  maravilló  al  león  en  todo  el  viaje:  parecía
  completamente  hecho  de  cristal.  Claudia  lo  pensó  dos  veces  antes  de  poner  un  pie

  adentro, y bastante tardó en convencerse, con sus dos manos tomadas a cada lado del

  marco de la puerta, que si pisaba adentro nada se rompería. Knaach caminó deprisa

  hasta  llegar  al  centro,  viendo  que  bajo  sus  patas  corría  un  agitado  suelo  de  nubes
  oscuras,  y  que  a  los  lados  el  panorama  estaba  dominado  por  un  precioso  valle  de

  nimbos. Lo más espectacular fue que allá, en el fondo, entre cerros de cúmulos que se

  abrían, aparecía la luna de Plutón, enorme, plateada y semioscura.
       Los zumbidos del tren y el ruido locomotor podían escucharse desde ahí con total

  claridad,  producía  sosiego.  El  siguiente  era  un  vagón  vacío  y  metálico  (el  último).

  Estaba tapizado con una espesa alfombra roja. Al fondo se hallaban las escaleras que
  conducían al primer piso.

       —Tengo dos preguntas —anunció Claudia, rompiendo de súbito una larga pausa

  de silencio prolongado.

       Knaach no contestó, estaba muy ocupado combatiendo con el impulso de arañar la
  alfombra.

       —¿Por  qué  este  planeta  tiene  nubes,  si  no  hay  océanos?  Y  ¿dónde  queda  la

  Estación Espacial de Plutón?

       Ambos empezaron a bajar las escaleras.
       —Las nubes provienen de la luna. Se forman ahí. Pero como está tan cerca del

  planeta, la fuerza gravitacional de Plutón las absorbe. Plutón tiene muchas lunas, sí,

  pero  esa  que  ves  es  la  principal,  y  la  verdad  siempre  ha  sido  un  misterio.  Hay
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