Page 233 - Cementerio de animales
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sano, destrozado. La gorra estaba llena de sangre. Ahora, sentado en la cama,
atontado por la resaca, mientras la lluvia resbalaba perezosamente por los cristales de
la ventana, Louis sintió que la pena le acometía de frente, como una tétrica matrona
gris de la Sala Nueve del purgatorio. Le embistió y se apoderó de él, le redujo, le
despojó de las defensas que aún le quedaban, y él escondió la cara entre las manos y
lloró balanceando el cuerpo y pensando que haría cualquier cosa con tal de tener una
segunda oportunidad. Cualquier cosa.
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