Page 267 - Cementerio de animales
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dijo, que no era preciso borrarlos para poder volver a usarlos. En realidad, la mente
tenía que desconectar algunos para proteger al individuo de la demencia informática.
«Uno podría ser incapaz de recordar dónde había puesto los calcetines si en las dos o
tres células adyacentes de memoria estuviera almacenada toda la "Enciclopedia
Británica"», les dijo el profesor.
La clase rió, como era su obligación.
«Pero esto no es una clase de psicología, bien iluminada por los tubos
fluorescentes, con una pizarra llena de tranquilizadoras definiciones y un
dicharachero profesor auxiliar que improvisa para matar los últimos quince minutos.
Aquí hay algo espantoso, y tú lo sabes, lo notas. No sé si tendrá algo que ver con
Pascow, con Gage o con Church, pero seguro que tiene que ver con Louis. ¿Qué…?
¿Será…?»
Se le ocurrió una idea que la dejó helada. Volvió a descolgar el auricular y
recuperó su moneda. ¿Estaría pensando Louis en el suicidio? ¿Sería por eso por lo
que las había echado de casa? ¿Tenía Ellie dotes paranormales? ¿Había recibido una
revelación psíquica?
Esta vez hizo la llamada con cobro revertido a Jud Crandall. El teléfono sonó
cinco veces… seis… siete. Iba a colgar cuando la voz de Jud dijo, jadeante:
—Diga…
—¡Jud! Jud, soy…
—Un momento, por favor, señora —dijo la telefonista—. ¿Acepta una llamada a
cobro revertido de Mrs. Creed?
—Ajá.
—Perdón, señor, ¿eso es sí o no?
—Yo diría que bueno.
Hubo una pausa, mientras la telefonista descifraba la frase.
—Gracias. Hable, señora.
—Jud, ¿has visto a Louis hoy?
—¿Hoy? No puedo decir que le haya visto, Rachel. Pero por la mañana me fui a
Brewer, a comprar comestibles y por la tarde he estado trabajando en el jardín de
atrás. ¿Por qué?
—Oh, probablemente no es nada, pero Ellie tuvo una pesadilla en el avión, y
pensé que la tranquilizaría si…
—¿En el avión? —La voz de Jud pareció cobrar un tono más agudo—. ¿Dónde
estás, Rachel?
—En Chicago. Ellie y yo hemos venido a pasar una temporada con mis padres.
—¿Louis no ha ido con vosotras?
—Él vendrá este fin de semana —dijo Rachel—. Y ahora ya requería un esfuerzo
mantener firme la voz. Había algo en el tono de Jud que no le gustaba.
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