Page 434 - El cazador de sueños
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Mandas tú, Henry. Yo en esta misión soy puro apoyo logístico.»
«Pues adelante.»
Lo siguiente que hizo Henry fue por intuición: vinculó a los cuatro de dentro del
Humvee, pero no con imágenes de muerte y destrucción, sino imitando a Kurtz. Con
ese fin recurrió tanto a la energía de Owen Underhill (que a esas alturas era mucho
mayor que la suya) como a lo mucho que conocía a su superior. La acción de cerrar el
vínculo le procuró una punzada de intensa satisfacción. También de alivio. Una cosa
era moverles los ojos, y otra muy diferente dominarles por completo. Además, no
estaban contagiados de byrus, cosa que podría haberles inmunizado. Suerte que no.
Dijo Kurtz: «A vuestra derecha, detrás de aquella colina, hay un Sno-Cat. Quiero
que lo devolváis a la base, y ahora mismo, sin rechistar. Que no oiga ningún
comentario. Venga, a moverse. Os parecerá un poco estrecho en comparación con
donde estáis ahora, pero me parece que cabréis, Dios mediante. Venga, almas de
Dios, a mover el culo.»
Henry vio que salían con las facciones tranquilas e inexpresivas. Él también
empezó a salir, hasta que vio que Owen permanecía en el asiento del Sno-Cat con los
ojos muy abiertos. Se le movían los labios, formando las palabras que pensaba:
«Venga, almas de Dios, a mover el culo.»
«¡Owen, espabila!»
Owen miró alrededor con desconcierto, asintió con la cabeza y apartó la lona que
colgaba por su lado del vehículo.
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