Page 435 - El cazador de sueños
P. 435
4
Henry tropezó, cayó de rodillas, volvió a levantarse y, cansado, miró la tormentosa
oscuridad. No estaba lejos, ni mucho menos, pero se consideró incapaz de arrastrarse
por la nieve, no ya cincuenta metros, sino seis o siete. Lo he conseguido, pensó.
Claro, tiene que ser la respuesta. Me he suicidado, y ahora estoy en el infierno.
Le rodeó el brazo de Owen… pero era algo más que un simple brazo, porque le
estaba inyectando su fuerza.
«Graci…»
«Ya me las darás. Y ya dormirás. Por ahora concéntrate.»
Bernie, Dana, Tommy y Smitty desfilaban debajo de la nieve, muda fila de
sonámbulos con monos y parkas dotadas de capuchas. Se trasladaban al este de
Swanny Pond Road, en dirección al Sno-Cat, mientras Owen y Henry se
encaminaban al oeste, donde se había quedado abandonado el Humvee. Henry cayó
en la cuenta de que también se habían quedado el queso y las galletas, y le crujió el
estómago.
De repente tenían el Humvee justo delante. Al principio se lo llevarían sin
encender los faros, en primera y muy, muy discretamente, esquivando las luces
amarillas de la base de la rampa. Con algo de suerte, los que vigilaban la salida norte
no se percatarían de su paso.
«Si les vemos —preguntó Owen—, ¿podremos hacer que se olviden? Darles… no
sé, amnesia.»
Henry comprendió que era posible.
«Owen…»
«¿Qué?»
«Si algún día se divulga esto, lo cambiará todo. Todo.»
Owen se tomó un tiempo para meditarlo. Henry no se refería al conocimiento, que
era la moneda de uso entre los jefazos de Kurtz en la cadena trófica, sino a una serie
de facultades que por lo visto iban mucho más allá de la simple telepatía.
«Ya —acabó contestando—, ya lo sé.»
www.lectulandia.com - Página 435