Page 586 - El cazador de sueños
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La sala de recuerdos (aquel almacén enorme de cajas) también se está cayendo a
trozos. El suelo tiembla como si lo sacudiera un terremoto interminable y de baja
intensidad. Arriba se encienden y se apagan los fluorescentes, creando un ambiente
de alucinación. Hay lugares donde han caído varios montones de cajas, bloqueando
una parte de los pasillos.
Jonesy corre con todas sus fuerzas y va de pasillo en pasillo, recorriendo el
laberinto con una orientación puramente instintiva. Se exhorta repetidamente a
ignorar la cadera, y más habiéndose convertido en puro cerebro, pero es tan poco
persuasivo como un lisiado intentando convencer a un miembro amputado de que
deje de dolerle.
Pasa corriendo al lado de unas cajas donde pone GUERRA AUSTRO-
HÚNGARA, POLÍTICA DEL DEPARTAMENTO, CUENTOS INFANTILES y
CONTENIDO DEL ARMARIO DE ARRIBA. Salta por encima de varias cajas
volcadas con el rótulo CARLA, aterriza en la pierna mala y chilla de dolor. Para no
caerse, se coge a unas cajas donde pone GETTYSBURG, y al final ve el fondo del
almacén. ¡Gracias a Dios! Tiene la sensación de haber corrido vanos kilómetros.
En la puerta pone UCI y PROHIBIDAS LAS VISITAS SIN PASE. En efecto, es
donde le llevaron; es donde despertó y oyó a la muerte, astuta y vieja, fingiendo
llamar a Marcy.
Empuja la puerta e irrumpe en otro mundo, un mundo conocido: el pasillo
blanquiazul de la UCI donde dio sus primeros, dolorosos y frágiles pasos a los cuatro
días de la operación. Recorre con dificultad unos tres metros de baldosas, ve las
manchas de byrus en las paredes y oye el hilo musical, a decir verdad impropio de un
hospital. El volumen está muy bajo, pero parece que son los Rolling Stones cantando
Sympathy for the Devil.
Justo después de haber identificado la canción, le estalla la cadera sin previo
aviso. Jonesy da un grito de sorpresa y se cae en las baldosas negras y rojas de la
UCI, hecho un ovillo. Es como después de que le atropellaran: un estallido de dolor
rojo. Rueda en el suelo mirando los paneles luminosos, los altavoces circulares por
donde sale la música (Anastasia screamed in vain), música de otro mundo, cuando
llega el dolor a estos extremos es todo de otro mundo, el dolor convierte la sustancia
en sombra, y en farsa hasta al amor, es lo que aprendió en marzo, lo que tiene que
volver a aprender. Rueda, rueda con las manos apretándose la cadera hinchada,
saliéndosele los ojos de las órbitas, contrayendo la boca en un rictus, y tiene muy
claro qué ha pasado: el señor Gray. El hijo de puta del señor Gray ha vuelto a
romperle la cadera.
Entonces reconoce una voz que se oye muy lejos en aquel otro mundo, una voz de
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