Page 250 - La iglesia
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—Cuando quiera.
Ernesto Larraz entró en el salón y descubrió que Félix se había quedado
dormido en el sofá con la tele puesta. Sacó una manta fina del aparador y se la
echó por encima. Le contempló durante unos segundos. Un buen tipo.
Alguien que, a pesar de su juventud e inexperiencia, tenía mucho que
enseñarle. Ernesto fue al cuarto de estudio, arrancó su ordenador y abrió su
correo electrónico. Buscó el apartado de borradores. Pinchó la casilla del
único que tenía guardado y una opción se iluminó sobre él en forma de botón.
¿Descartar borradores?
Pronunció la respuesta en voz alta mientras lo eliminaba.
—Sí.
Por primera vez, en muchos días, una sonrisa abierta afloró a su boca.
Siempre había creído en las segundas oportunidades.
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