Page 41 - Relatos y ocurrencias de un pueblo, ALTAGRACIA.
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Relatos y ocurrencias de un pueblo, ALTAGRACIA. | F. V. R.
El señor Telésforo Rodríguez, después de saludar y dar los buenos días, conmina al
señor Jacinto Gómez a pasar adelante y a entrar al pequeño salón que servía de despacho al
Jefe Civil.
-Anjá, señor Telésforo, usted me dirá como autoridad civil qué es, ¿a qué se debe
este llamado que usted me ha hecho? –Ah, bueno, señor Jacinto, explica el Jefe Civil, se
trata de una denuncia que en su contra interpuso por ante este despacho municipal la señora
María Jacinta Deyán el pasado viernes, siendo las tres y quince de la tarde, en la cual lo
acusa que usted vive hostigándola donde quiera que la encuentra, pidiéndole reconciliación,
es decir, pues, volver a establecer la unión marital que ustedes habían mantenido. Ella,
prosigue el prefecto, pide aquí que firmemos una especie de fianza o compromiso donde
usted acepta cesar el hostigamiento que según ella le tiene donde quiera que la encuentra.
-Perdón, señor Telésforo, interrumpe Jacinto, ¿cómo dijo usted?, ¿que yo vivo hosti
qué?; -hostigándola, señor Jacinto, aclaró el Jefe Civil. -Caramba, discúlpeme, advirtió
Jacinto, yo no entiendo el término “hostigándola”, por favor, señor Jefe, acláreme eso de
“hostigar”, que yo no entiendo bien eso… o sea, no entiendo qué quiere decir el término
“hostigar”. El señor Telésforo Rodríguez, en su condición de Jefe Civil, trata de explicarle
al acusado qué significa el término “hostigamiento”, diciéndole: -Señor Jacinto, que usted,
al parecer, ha venido acosando constantemente a la señora María Jacinta donde quiera que
la ve, o sea, chocándola, pues. Jacinto se levanta violentamente del asiento y,
acomodándose el tabaco sin encender entre sus labios, le dice: -Perdone usted, señor Jefe
Civil, que si se trata de choque, yo creo que eso no es asunto de su competencia, pues, si de
choque se trata, eso es asunto de la Inspectoría del Tránsito Terrestre. Usted me perdona…
eso no es de su competencia, insistió Jacinto, al tiempo que abandonaba intempestivamente
el recinto y salía de la sede de la prefectura civil del pueblo, encaminándose hacia su
“huerta”, donde lo esperaban sus ovejos, cochinos y muchas aves de corral con quien
Jacinto convivía diariamente.
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