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Relatos y ocurrencias de un pueblo, ALTAGRACIA. | F. V. R.
De cuando se puso en funcionamiento el servicio de energía eléctrica
en el pueblo de Altagracia
A
ún se recuerdan aquellos días cuando el pueblo dependía de los servicios de
“Joche” o de “Rimple”, para que las noches gracitanas no fueran tan tenebrosas
y llenas de espanto o aparecidos, es decir, aún recordamos la vieja planta
eléctrica cuya virtud fue llevar alumbrado eléctrico a las humildes casas y hogares, aunque
en un horario limitado (de 6 a 10 pm), siendo así que a partir de las 6 de la tarde era
frecuente oír las voces en el pueblo: “Luz casa”, “Luz calle”… aún se recuerda aquel señor
que en su carrito viejo venía de Santa Ana a poner en funcionamiento las ya carcomidas
turbinas que generaría luz para todo el pueblo.
Pero aquella historia es hoy página pasada. El gobierno central se hizo presente a
través de sus más conspicuos representantes regionales, y al fin llegó el día de poner en
funcionamiento el servicio del fluido eléctrico que acabaría definitivamente con aquella
penuria que padecían los pobladores de ese pedazo de isla conocido todavía como “Los
Hatos”.
Por supuesto que aquello fue todo un acontecimiento. Los dirigentes del partido de
turno estatal, el partido de las dos letras, como solía identificar a Acción Democrática el
recordado “Ventura Chureque”, optaron por organizar una majestuosa celebración que
serviría para agradecer al gobierno central “tal bondad”, como para hacer un poco de su
acostumbrado proselitismo político. Es así como deciden preparar, para la fecha inaugural,
un solemne acto con la intervención de los diferentes jefes y secretarios distritales del
partido, más algunas participaciones de músicos, cantantes y declamadores locales.
El escenario sería una tarima armada en todo el frente de la sede del partido,
ubicado en una casa adyacente a la plaza Sucre y frente al hoy edificio “Mamatina”, en
plena calle principal, esquina con la calle “9 de diciembre” (El Copey). Desde allí y muy
temprano comenzó la convocatoria al pueblo para que entusiasmadamente asistiera a
agradecer con su presencia al gobierno tan magna obra. La invitación la hacía Roberto
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