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Relatos y ocurrencias de un pueblo, ALTAGRACIA. | F. V. R.
De cuando Ramón Ordaz fue interpelado en la plaza “Don Miguel
Marín” por sus propios paisanos gracitanos
S
alía Ramón Ordaz de la sede de “Comercial Altagracia” después de haber sido
atendido gentilmente por el propio Mauricito Marín, propietario de aquel
establecimiento comercial.
Cuando Ramón se dirigía a su auto debidamente aparcado en todo el frente del
Centro Comercial antes mencionado, fue avistado por un grupo de alegres gracitanos que
entusiasmadamente departían en la esquina izquierda de la iglesia donde permanece la
sagrada imagen de Nuestra Señora de Altagracia, patrona de ese pintoresco pueblo insular
del municipio Francisco Esteban Gómez de nuestra entidad federal.
-Aquel señor que salió de la ferretería de Mauricito tiene que ser un poeta o un
escritor famoso porque usa la cachucha de los intelectuales, usa la misma gorra que exhibía
en sus tiempos el poeta Pablo Neruda, esas gorras la usan los poetas e intelectuales, aclaró
Luis Marín (Luis Totumita) al grupo que como arte de magia levantaron todos sus miradas
hacia Ramón quien, sin percatarse, caminaba con paso muy lento hacia su auto.
-¡Carajo!, ¿y por qué no dices que esa cachucha también la usaba allá en sus
tiempos Pablo Garuita?, entonces Pablo también fue un poeta o un intelectual, si es por eso,
porque él bastante cachuchas de ese tipo que usaba, inquirió Juancho el de Severa,
causando risa entre los presentes.
Fue tal la curiosidad del grupo, quizás impulsado por efecto de los palitos de Ron
Chelía que colectiva y solidariamente consumía aquel entusiasmado grupo, que no
vacilaron en llamar a Ramón en el preciso momento en que éste se disponía a abordar su
auto.
-¡Señor!, háganos el favor, acérquese aquí un momentico, por favor, era la voz del
profesor Rafael Ordaz (Rafael el de Chucho), quien adelantándose un poco al grupo
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