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Relatos y ocurrencias de un pueblo, ALTAGRACIA. | F. V. R.
entusiasmar a todos los allí presentes para tratar de drenar toda aquella energía juvenil
acumulada, proponiendo realizar una competencia, dándole diez vueltas a la plaza y que en
la última vuelta, proponía Lango, se emprendiera un embalaje final para ver quien resultaba
ganador de dicha competencia, esta propuesta de Lango fue rápidamente aceptada por
Ruperto el de Marcelino Pona y Santos el de Carmen Picho, quienes propusieron además
nombrar sendos jueces de mesa, recayendo tal responsabilidad en Godofredo (el de Ramón
Quijada) y José Frontado (el popular pata e’ pollo).
La mayoría de aquellos muchachos se entusiasmaron con la idea de Lango y Santos,
de realizar la competencia.
Fueron de la partida, aquella noche, nueve participantes, en su mayoría jóvenes
estudiantes, más José Ordaz (mejor conocido como José el de Quintina), quien también se
entusiasmó con la competencia. Los jueces llaman a los participantes y debidamente
reunidos fueron informados de ciertas reglas para competir. Por ejemplo, explicaba
Godofredo (el de Ramón), que serían diez vueltas alrededor de la plaza don Miguel Marín,
aquel corredor que tratase de acortar camino, tomando algún atajo, sería eliminado de la
competencia; el premio a los dos primeros lugares sería una tarjeta hecha de cartulina azul
con el sello de la institución (CSCD Dr. A.E.B.), debidamente firmada por el presidente de
dicha institución, señor Héctor Rojas Fuentes. Finalmente, explicó José Frontado (pata e’
pollo), que en la novena vuelta, al cruzar por el banco de Domitila, había que emprender un
embalaje final hasta la meta ubicada en todo el frente de la sede del Centro Social Dr.
Andrés Eloy Blanco. Allí los jueces determinarían quiénes ocuparían los dos primeros
lugares de la competencia y se hacían merecedor de las dos entradas al cine popular en la
función del sábado por la noche; las entradas de premiación fueron donadas por José
Manuel Narváez (Chemané), quien era empleado de confianza de esa sala de cine; fue tanta
la emoción por el final tan reñido, que se formó una auténtica algarabía en plena calle. Se
recuerda que al cruzar los competidores por el banco de Domitila, José Ordaz (José el de
Quintina) quiso hacer valer su condición de buen velocista y emprendió el embalaje, pero
fue rápidamente controlado por Santos el de Carmen y Silvio Martínez (el de Ñaño y Felipa
Martínez). Estos dos (Santos y Silvio) pudieron impedir que José Ordaz se escapara hasta la
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