Page 58 - Relatos y ocurrencias de un pueblo, ALTAGRACIA.
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Relatos y ocurrencias de un pueblo, ALTAGRACIA. | F. V. R.



                  exige mejor comportamiento, alegando  que por la hora, no deberían estar realizando ese

                  tipo de actividad en la calle, ya que perturbaban el dulce sueño del vecindario. Fue en ese
                  preciso momento que Pablito el de María Salomé, se dirigió al popular Cachemo (como se

                  le decía a Anselmo en el pueblo) de la siguiente manera:

                         -Perdón, señor gendarme, yo quiero explicarle algo, pero el agente policial pierde

                  momentáneamente el control de sí y muy ofuscado le dice con voz enérgica a Pablito: -Un

                  momento, joven, más respeto para la autoridad, ¿cómo es eso de gendarme?, a mí no me
                  pongas apodos, ¿okey?, ¿cómo me vas a llamar gendarme?, ¿acaso yo no represento en este

                  momento  la  autoridad?,  usted  está  detenido,  así  que  acompáñeme  a  la  prefectura.  Los
                  muchachos  seguían  sin  entender  por  qué  aquel  agente  policial  le  había  dado  la  voz  de

                  arresto a Pablito, cuál fue la ofensa y cuál fue la falta de respeto. Se hizo necesario que

                  Jesús  Rojas  (Jesús  el  de  Cucha),  valiéndose  de  su  condición  de  secretario  juvenil  del
                  partido de turno en el gobierno de aquel entonces (AD), se movilizara desde un banco del

                  centro de la plaza desde donde, como tranquilo espectador (Jesús no participó en momento
                  alguno  de  aquella  competencia),  se  dirige  hacia  donde  Cachemo  trasladaba  al  joven

                  detenido y muy pausadamente le explica que la palabra gendarme es sinónimo de agente

                  policial  o  guardián  del  orden  público,  así  que  no  hubo  ofensa  ni  mucho  menos falta  de
                  respeto a la autoridad, alegaba Jesús. -Ahhh, siendo así, dijo Cachemo, puedes llevarte al

                  joven detenido, Jesús, pero eso sí,  procura que se vaya a su casa;  liberado Pablito el  de
                  María Salomé, constató cómo sus compañeros habían decidido ausentarse de la calle donde

                  efectuaban la competencia, dejando al vecindario sumido en su cotidiano silencio nocturno.





















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