Page 23 - Osho - El Equilibrio Cuerpo Mente_Lucid
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siempre, tienes que moverte contra la corriente. No le hagas caso al
cuerpo: diga lo que diga, haz justo lo contrario”. El jainismo dice:
“El cuerpo está hambriento, deja que pase hambre. Mantenlo a
dieta. Necesita un trato semejante”. Te sirve fielmente sin ningún
pago de tu parte, sin salario, sin comodidades. Y, por ejemplo, el
jainismo dice que vayas en su contra. Cuando quiere dormirse, dice
que intentes mantenerte despierto.
Indudablemente le aporta una gran fuerza al ego. Si tu cuerpo
pide comida, le dices que no. El “no” tiene un gran poder. Tú eres el
amo. Reduces el cuerpo a la esclavitud; no sólo a la esclavitud, lo
fuerzas a que mantenga la boca cerrada: “Va a hacerse todo lo yo
diga: tú no tienes que interferir”.
No luches con tu cuerpo. No es tu enemigo, es tu amigo. Es
un regalo que te ofrece la naturaleza. Forma parte de ella. Está
unido a la naturaleza de todos los modos imaginables. No sólo estás
ligado por la respiración; lo estás a los rayos del sol, a la fragancia
de las flores, a la luz de la luna. Estás ligado a todo; no eres una
isla separada. Olvídate de eso. Formas parte de todo un continente,
y aun así… se te ha ofrecido una individualidad. Esto es lo que yo
llamo un milagro. Formas parte de la existencia, pero tienes una
individualidad. La existencia ha realizado un milagro, ha hecho
posible lo imposible.
Por lo que al estar en armonía con tu cuerpo, lo estarás con la
naturaleza. Fluirás con ella. Déjate llevar. Deja que la vida ocurra.
No fuerces nada, en nombre de nada. No perturbes tu armonía en
nombre de un libro sagrado, ni de un ideal sagrado.
Nada hay más valioso que la armonía, en consonancia con el
universo. Respeta la vida, reverencia la vida. No hay nada más
sagrado que ella, más divino que ella. No está hecha de grandes
cosas. Esos religiosos ineptos no han dejado de decirte: “Haz
grandes cosas”, cuando la vida se compone de las pequeñas. La
estrategia está clara. Ellos te dividen: “Haz grandes cosas, algo
importante, algo por lo que tu nombre sea recordado después. Haz
algo extraordinario”. Sin duda tal cosa resulta atractiva al ego. Él es
el agente del sacerdote. Todas las iglesias y todas las sinagogas,
todos los templos tienen sólo un agente, y ése es el ego. Ellos no
usan diferentes agencias. No existen otras, existe una agencia, y
ésa es el ego: haz algo extraordinario, algo importante.
Te puedo asegurar que no hay nada extraordinario, nada
importante. La vida se basa en cosas muy pequeñas. Por lo que si
llegas a interesarte por las supuestas cosas grandes, desperdiciarás
la vida.
La vida consiste en beber una taza de té, en chismorrear con
un amigo; salir a pasear por las mañanas, sin ir a ningún sitio
determinado, tan sólo dando un paseo, sin objetivo, sin meta:
desde cualquier punto puedes regresar; cocinar para alguien que
amas, cocinar para ti mismo, porque también amas tu cuerpo; lavar
tu ropa, barrer el suelo, regar el jardín… estas pequeñas cosas, muy