Page 24 - Osho - El Equilibrio Cuerpo Mente_Lucid
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pequeñas… saludar a un desconocido sin ninguna razón particular,
porque no tenías interés alguno en el desconocido.
El hombre que puede saludar a un desconocido también
puede saludar a una flor, puede saludar a un árbol, puede cantarles
a los pájaros. Ellos cantan todos los días y nunca has tenido en
cuenta que algún día deberías devolver la llamada. Tan sólo cosas
pequeñas, muy pequeñas…
Respeta tu vida. A partir de ese respeto empezarás a respetar
la vida de los demás.
El Fantasma Del “Debería”
Toda tu educación –en la familia, en la sociedad, en la
escuela, en la universidad- crea tensión en ti. La tensión
fundamental es que no estás haciendo lo que “deberías” hacer.
Así continúa durante toda tu vida; te angustia como una
pesadilla, te persigue. Nunca te dejará descansar, nunca te
permitirá relajarte. Si lo haces te dirá: ¿Qué estás haciendo? No
debes relajarte; deberías estar haciendo algo”. Si estás haciendo
algo te dirá: “¿Qué estás haciendo? No necesitas descansar, te hace
falta, de lo contrario te volverás loco; ya casi lo estás”.
Si haces algo bueno te dirá: “Eres idiota. Hacer el bien no es
rentable, la gente te engañará”. Si haces algo malo te dirá: “¿Qué
estás haciendo? Con este comportamiento vas a ir al infierno,
tendrás que pagar por tus actos”. Nunca te dejará descansar; hagas
lo que hagas, te estará condenando.
Te han implantado un censurador. Ésta es la mayor calamidad
que le ha ocurrido a la humanidad. Hasta que no nos libremos del
censurador que hay en nuestro interior no podremos ser realmente
humanos, no podremos ser realmente felices y no podremos
participar en la fiesta que supone la existencia.
Nadie excepto tú puedes anularlo. No es sólo un problema
tuyo, es algo que concierne a casi todos los seres humanos. Sea
cual sea el país en que hayas nacido, sea cual sea la religión a la
que pertenezcas, es lo mismo: católica, comunista, hindú,
mahometana, jainista, budista; da igual a la clase de ideología a la
que pertenezcas, la esencia es la misma. Lo sustancial es crear una
división dentro de ti, para que así una parte condene a la otra parte.
Si haces caso a la primera parte, entonces la segunda empezará a
condenarte. Te mantienes en un conflicto interior, una guerra civil.
Tal guerra debe ser abandonada, de lo contrario desaprovecharás
toda la belleza, toda la ventura de la vida. Nunca serás capaz de
reír a plena satisfacción, nunca serás capaz de amar, nunca serás
capaz de sentir plenitud en nada. Es sólo en esa plenitud en donde
uno florece, donde surge la primavera, cuando tu vida comienza a
tener color, música y poesía.