Page 29 - Osho - El Equilibrio Cuerpo Mente_Lucid
P. 29
contra ti es bueno y que todo lo que no va contra ti necesariamente
es malo. Constantemente toda esta educación te colmó de tristeza,
la cual no es natural.
Estar alegre es natural, lo mismo que estar sano es natural.
Cuando estás sano no vas al médico a preguntarle: “¿Por qué estoy
sano?”. No hace falta hacer preguntas sobre tu buena salud. Pero
cuando estás enfermo, inmediatamente preguntas: “¿Por qué estoy
enfermo? ¿Cuál es la razón, la causa de mi enfermedad?”.
Es absolutamente normal que preguntes por qué eres infeliz.
No lo es el preguntar por qué eres feliz. Has sido educado en una
sociedad enferma en donde ser feliz sin razón es sinónimo de
locura. Si sonríes sin razón aparente, la gente pensará que te falta
un tornillo. ¿Por qué sonríes? ¿Por qué pareces tan feliz? Si
declaras: “No sé, me siento feliz, así no más, sin razón”, tu
respuesta tan sólo fortalecerá la idea de que algo raro te ocurre.
Pero si te sientes infeliz nadie te va a preguntar por qué lo
eres. Ser infeliz es natural; todo el mundo lo es. No te añade nada
especial. No estás haciendo nada extraordinario.
Inconscientemente esta idea se va aposentando en ti; esa
desdicha es natural y la felicidad no lo es. La felicidad debe ser
comprobada, la desdicha no. Lentamente penetra en lo profundo de
tu ser –en tu sangre, en tus huesos, en tu médula- aunque por
naturaleza va en tu contra. Se te ha obligado a ser un
esquizofrénico; se te la impuesto algo que va en contra de tu
naturaleza. Has sido apartado de tu propio ser hacia algo que no
eres. Esto es lo que crea la desdicha total en la humanidad, que
todo el mundo esté en donde no debería estar, que sea lo que no
debería ser. A causa de que el hombre no puede estar en donde
debe estar –donde parte su verdadera raíz- es infeliz. Este estado
de separación de tu ser se ha ido acrecentando; has olvidado el
camino de vuelta a casa. Por lo que en donde te encuentres, crees
que estás en tu casa. De la desdicha has hecho tu hogar; la
angustia se ha convertido en algo natural. Has aceptado el
sufrimiento como salud, no como enfermedad.
Cuando alguien exclama: “Abandona esta vida infeliz”, se
plantea una cuestión muy importante: “¡Esto es todo lo que tengo!
Si lo abandono no seré nadie, perderé mi identidad. Al menos ahora
soy alguien; alguien infeliz, alguien triste, alguien que sufre. Si
renuncio a todo esto entonces surgirá la pregunta: ¿Cuál es mi
identidad? ¿Quién soy? No conozco el camino de vuelta a casa, y tú
has tirado abajo la hipocresía, el falso hogar creado por la
sociedad”.
A nadie le gusta estar desnudo en medio de la calle. Es mejor
ser infeliz: al menos tienes algo que ponerte, aunque sea la
desdicha… pero no ocurre nada, todo el mundo va ataviado con el
mismo tipo de ropa. Para aquéllos que pueden costearla, la
desdicha les sale cara. Para aquéllos que no pueden costearla, es
doblemente penosa: tienen que vivir en un tipo inferior de desdicha,