Page 32 - Osho - El Equilibrio Cuerpo Mente_Lucid
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y descuidamos las flores. No tiene nada de particular que estemos
                   heridos y sufriendo continuamente; es lo normal. Por cierto motivo
                   biológico ha sucedido: la naturaleza te hace ser consciente del dolor
                   para que puedas evitarlo. Es un sistema incorporado. De lo
                   contrario, puede que te estés quemando la mano y no te des
                   cuenta; resultaría difícil sobrevivir. Por tanto, la naturaleza ha hecho
                   algo inevitable y esencial: hacerte consciente del dolor. Pero la
                   naturaleza no tiene un mecanismo incorporado para hacerte
                   consciente del pacer, del gozo, de la felicidad. Eso debe ser
                   aprendido, debe de ser resuelto. Es un arte.
                          A partir de ese instante empiezas a darte cuenta de las cosas
                   que no son naturales. Por ejemplo, tu cuerpo se siente
                   completamente sano: siéntate en silencio, sé consciente de ello.
                   Disfruta el bienestar. No hay nada de malo; ¡disfrútalo! Haz un
                   esfuerzo deliberado para ser consciente de ello. Has comido bien y
                   el cuerpo está satisfecho, a gusto; hazte consciente de ello.
                          Cuando tienes hambre, la naturaleza te hace consciente, pero
                   ésta no tiene un sistema para que te des cuenta cuando estás
                   saciado; eso hay que desarrollarlo. La naturaleza no necesita
                   desarrollarse porque la supervivencia es todo lo que ella quiere;
                   más de eso es un lujo. La felicidad es un lujo, el mayor lujo.

                          Ésta es mi opinión respecto a por qué la gente es tan
                   desgraciada; no lo es realmente tanto como parece. Tiene muchos
                   momentos de gran felicidad; pero esos momentos pasan de largo,
                   no son saboreados. Sus recuerdos siempre están repletos de dolor y
                   de sufrimiento. Su mente siempre está llena de pesadillas. No es
                   que no haya hermosos sueños y visiones poéticas: también los hay,
                   pero no hay nadie que los tenga en cuenta. En el transcurso de
                   veinticuatro horas, miles de cosas suceden por las que te sientes
                   agradecido a Dios, ¡pero no te das cuenta!
                          Tienes que empezar a darte cuenta desde ahora. Te
                   sorprenderás al ver que la felicidad crece cada día más y,
                   proporcionalmente, el dolor y la desdicha llegan a ser menores.
                   Llega un momento de vez en cuando, y ese dolor es parte del
                   juego. No llega a molestarlo a uno, no llega a afectarlo. Uno lo
                   acepta.
                          Si disfrutas de la saciedad que aparece después de haber
                   comido, por otra parte sabrás que cuando tengas hambre sentirás
                   una pequeña molestia… y eso es bueno. Cuando has dormido
                   espléndidamente y por la mañana te sientes fresco y vital,
                   rejuvenecido, naturalmente, si una noche no puedes dormir,
                   sentirás una cierta agonía, pero es parte del juego.
                          Mi propia experiencia es que la vida consiste en noventa y
                   nueve por ciento de felicidad y uno por ciento de sufrimiento. Pero
                   la vida de la gente consiste del noventa y nueve por ciento de
                   sufrimiento y uno por ciento de felicidad; todo está al revés.
                          Hazte cada vez más consciente del placer, del gozo, de lo
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