Page 30 - Osho - El Equilibrio Cuerpo Mente_Lucid
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no tienen mucho de qué jactarse.
Por consiguiente hay personas desdichadas ricas y gente
desdichada pobre. Estos últimos hacen lo imposible por alcanzar el
estatus de la gente desdichada rica. Éstas son las únicas dos
opciones.
La tercera opción ha sido completamente olvidada. La tercera
es tu realidad, no hay desdicha en ella. La naturaleza intrínseca del
hombre es la felicidad.
La felicidad no es algo que se adquiere. Ya se encuentra ahí;
hemos nacido con ella.
No la hemos perdido, simplemente nos hemos alejado de ella,
le hemos vuelto la espalda.
Se halla detrás de nosotros; un pequeño giro supone una gran
revolución.
Pero a lo largo del mundo existen falsas religiones que no
dejan de decirte que eres infeliz porque en la vida anterior
cometiste malas acciones. Tonterías. ¿A causa de qué iba la
existencia a esperar una vida para castigarte? No hace ninguna
falta. En la naturaleza de las cosas suceden inmediatamente. ¿
Pones la mano en el fuego en esta vida y te quemas en la siguiente?
¡Raro! Te quemarás al instante, sin más dilación. Causa y efecto
están relacionados, no puede haber ninguna distancia.
Pero esas falsas religiones continúan consolando a la gente:
“No te preocupes. Debes hacer buenas obras, ser más devoto. Ve al
templo o a la iglesia, y en la próxima vida no serás infeliz”. No hay
nada en efectivo, todo queda para la próxima vida. Pero nadie
regresa de la siguiente vida y declara: “Esta gente no está diciendo
más que mentiras”. La religión es moneda en efectivo, no es ni
siquiera un cheque.
Diferentes religiones han hallado estrategias distintas, pero la
razón es la misma. La cristiana, la judía, la mahometana, las
religiones creadas fuera de la India, le dicen a la gente: “Estás
sufriendo porque Adán y Eva cometieron un pecado”. La primera
pareja, hace millones de años… y ni siquiera era un gran pecado: tú
lo estás cometiendo cada día. Simplemente comieron manzanas, y
Dios había prohibido que las comieran.
La cuestión no son las manzanas, la cuestión es que
desobedecieron. Hace millones de años alguien desobedeció a Dios.
Ese hombre fue castigado, arrojado del Jardín del Edén, arrojado
del paraíso de Dios. ¿Por qué sufrimos? Porque fueron nuestros
primeros padres.
La realidad es totalmente diferente. No es una cuestión de
malas obras, es una cuestión de haberte apartado de ti mismo, de
tu felicidad natural. Ninguna religión quiere que seas tan
ingenuamente feliz; de lo contrario, ¿qué les ocurrirá a los
discípulos? ¿Qué ocurrirá con sus grandes liturgias, con sus
ascéticas liturgias?
Si abandonar la desdicha es tan fácil como digo, entonces a