Page 103 - Deepak Chopra - Cuerpos sin edad, mentes sin tiempo.
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               espiritual amigo mío llama a esto «abrir un agujero hacia la cuarta dimensión»).
                  Existe  una  gran  libertad  en  la  penetración  psicológica.  Conozco  a  un  hombre  que,  en  muchos
               años,  no  pudo  visitar  el  hogar  paterno  el  día  de  Acción  de  Gracias  sin  enzarzarse  en  una  violenta
               disputa  con  su  padre.  Llegó  un  día  de  Acción  de  Gracias  en  que  él  tenía  40  años  y  su  padre,  75.
               «Cuando bajé del avión mi padre me saludó y, como siempre, echamos a andar hacia el depósito de
               equipajes  en  actitud  amistosa.  Tardamos  alrededor  de  media  hora  en  asumir  nuestros  habituales
               papeles  de  combatientes.  Traté  de  no  ponerme  tenso,  pero  sabía  que,  en  cuanto  subiéramos  al
               coche, él criticaría mi modo de conducir y a mí empezaría a hervirme la sangre.
                  «Mientras esperábamos el equipaje no nos dijimos gran cosa; habitualmente es entonces cuando
               nos quedamos sin nada que decir. Cuando mi maleta bajó por la tolva, alargué la mano hacia ella y él
               me apartó para tomarla: otra parte del rito que no ha cambiado en veinte años.
                  »Sin  embargo,  en  esta  oportunidad  se  tambaleó  un  poquito  al  levantar  esa  pesada  maleta;  por
               primera vez noté que estaba envejeciendo. Te parecerá que no era una gran revelación, pero yo caí
               en  la  cuenta  de  que,  durante  todo  ese  tiempo,  había  estado  peleando  con  mi  padre  como  si  aún
               tuviera siete años y él fuera un adulto inmensamente poderoso y fuerte. No le quité la maleta porque
               es  orgulloso.  Pero  en  esa  oportunidad  no  lo  seguí  al  coche  como  el  niño  conducido  por  un  padre
               arrogante.  Comprendí  que  deseaba  ayudar  y  que  ésa  era  su  manera  de  demostrarme  cariño.  Es
               difícil expresar lo potente que pareció esa transformación.»
                  Éste es un perfecto ejemplo de cómo asoma una realidad diferente cuando nos desprendemos de
               viejas interpretaciones. Por mi parte, comencé a notar que perder el avión, cosa que me ocurre con
               extraña  frecuencia  en  mis  giras  de  conferencias,  me  provocaba  cada  vez  más  tensiones.  Un  día,
               mientras corría por la pista, vi que retiraban lentamente la rampa del avión. Me detuve con un nudo
               en  el  estómago  y  una  sensación  de  frustración  enloquecedora.  Pero  entonces  se  me  ocurrió
               preguntarme: «¿De qué modo cambiará mi vida dentro de un año por haber perdido este avión?» El
               efecto  fue  casi  mágico:  mi  corazón  dejó  de  latir  precipitadamente,  mi  respiración  se  calmó,  se
               relajaron mis músculos, desapareció el nudo de mi estómago y mis intestinos dejaron de revolverse.
                  Al poner en tela de juicio mi interpretación, comprendí que mi estrés no era por el avión perdido,
               sino por mis supuestos inexpresados. Mi cuerpo estaba condicionado para pensar: «Oh, no, otra vez
               lo mismo»,como ocurre en casi todas las reacciones de estrés. Son expectativas. Recuerdas tu última
               reyerta matrimonial, la última vez que criticaron tu trabajo, la última pregunta hostil de un asistente a
               tus conferencias y surge una reacción completa al estrés. Me sentí como la rata que salta horrorizada
               aunque la descarga no se produzca, pues, bien vistas las cosas, perder el avión no tenía importancia.
               Al eliminar la interpretación falsa, mi cuerpo se liberó de sus viejos hábitos.

                                            EJERCICIO 2: PELAR LA CEBOLLA DEL PASADO

               El  pasado forma en nosotros muchas capas intrincadas. Tu mundo interior está lleno de relaciones
               complejas,  pues  contiene  el  pasado,  no  sólo  como  ocurrió,  sino  en  todas  las  maneras  en  que  te
               gustaría  revisarlo.  Todo  lo  que  debería  haber  resultado  distinto  cambia,  sí,  en  ese  sitio  donde
               escapas   a  la  fantasía,  la  venganza,  los  anhelos,  el  pesar,  el  autorreproche  y  la  culpa.  Para
               deshacerte de esas distracciones debes comprender que hay un sitio más profundo donde todo está
               bien.
                  En Siddhartha, Hermann    Hesse  escribe:  «Dentro  de  ti  hay  un  sitio  silencioso  e  inviolable  al  que
               puedes retirarte en cualquier momento para ser tú mismo.» Este santuario es la simple conciencia de
               la comodidad, que no puede ser violada por el torbellino de los acontecimientos. Este sitio no siente
               traumas y no acumula heridas. Es el espacio mental que uno busca en la meditación, a la que creo
               una de las actividades más importantes a las que podemos dedicarnos. No obstante, si no practicas
               la meditación puedes acercarte a ese lugar de calma por medio del siguiente ejercicio:
                  Escribe esta afirmación:

                     Soy perfecto tal como soy. Todo en mi vida sucede para mi bien último. Soy amado y soy amor.

                  No  te  detengas  a  analizar  la  afirmación;  limítate  a  escribirla.  Al  terminar,  cierra  los  ojos  y  deja
               aflorar  cualquier  reacción  que  te  venga  a  la  mente;  luego  escribe  las  primeras  palabras  que  se  te
               ocurran  (escribe  esa  respuesta  directamente  bajo  la  afirmación).  Es  probable  que  tu  primer
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