Page 157 - Deepak Chopra - Cuerpos sin edad, mentes sin tiempo.
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Asediada por pesadillas sobre la muerte de su padre, Betty dijo que moría tres veces por noche;
Yalom sentía una intensa culpa por arrastrarla a una época en la que no sólo había perdido al padre,
sino también su sueño de felicidad.
Betty se resistía a descubrir ningún otro sentimiento oculto. Quedó claro que su mente no podía
cruzar ese último umbral, demasiado amenazador. Tampoco su cuerpo. Eran demasiados los
pesares y las esperanzas frustradas que se habían convertido en Betty. Por esa época abandonó
tanto la dieta como la terapia. La barrera de los 70 kilos se mantuvo, corporizando la pérdida de un
padre que jamás retornaría a ella. Yalom lamentó que la suya fuera sólo una curación parcial, pero
también tuvo que admitir su alivio: la prueba los había conmovido profundamente a ambos.
Al igual que Betty, todos nos convertimos en nuestro pasado, pero también tenemos el poder de
revertir ese proceso, de liberar el tiempo petrificado y desprendernos de recuerdos acumulados que
ya no son útiles y nos impiden ser felices. Haces y deshaces constantemente tu cuerpo en el plano
cuántico. Es necesario hablar de deshacer, porque no toda la vida es creación; es preciso revisar las
experiencias viejas y repetidas a medida que surgen otras nuevas. A veces una persona se siente
obligada a tratar de destruir todo el cuerpo de experiencias que ha creado con el correr de los años;
con frecuencia, quienes cambian súbitamente de trabajo o se lanzan al divorcio sin provocación están
motivados por la incapacidad de revisar su mundo interior.
Quizá proyectan la culpa hacia fuera, hacia un empleo inadecuado o una esposa que no aman. Sin
embargo, lo que en verdad se torna intolerable es la experiencia interiorizada. Dentro de esa persona
se han acumulado recuerdos tóxicos, hasta tal punto que situaciones perfectamente neutrales, como
encontrarse con el jefe junto al surtidor de agua helada o ver a la esposa cuando se lava los dientes,
despiertan emociones negativas profundamente asentadas. La huida es un intento de aliviar estas
emociones, pero la táctica rara vez da resultado, porque aquello de lo que deseamos huir se ha
convertido en parte de nosotros mismos.
La conciencia ligada con el tiempo versus la conciencia temporal
A lo largo de este libro he argumentado que tu modo de envejecer depende de cómo metabolices tu
experiencia. Y en último análisis, tu modo de metabolizar el tiempo es el aspecto más importante de
este proceso, porque el tiempo es la experiencia más fundamental. Una de las lecciones clave en las
enseñanzas espirituales de J. Krishnamurti es ésta: «El tiempo es el enemigo psicológico del
hombre»; esto significa que nos vemos psicológicamente socavados y privados de nuestro verdadero
yo por la sensación de que el tiempo es un absoluto sobre el cual no tenemos control alguno. De
algún modo olvidamos que podemos elegir entre hacer o no del tiempo nuestro enemigo.
Es posible experimentar realmente la atemporalidad. Cuando eso ocurre se produce un cambio: de
la conciencia ligada con el tiempo a la conciencia atemporal.
La conciencia ligada con el tiempo se caracteriza por:
· Objetivos externos (aprobación de los otros; posesiones materiales; salario; trepar por la
escalera del éxito profesional).
· Fechas topes y presiones de tiempo.
· Imagen de uno mismo construida con experiencias pasadas.
· Lecciones aprendidas de sufrimientos y fracasos del pasado.
· Miedo al cambio; miedo a la muerte.
· Distracción por el pasado y el futuro (preocupaciones, arrepentimientos, expectativas, fantasías).
· Ansias de seguridad (que nunca se satisfacen de modo definitivo).
· Egoísmo, punto de vista limitado (motivación típica: «¿Qué gano yo con esto?»).
La conciencia atemporal se caracteriza por:
· Objetivos internos (felicidad; autoaceptación; creatividad; convencimiento de haber hecho lo
mejor posible en cada oportunidad).
· Libertad de las presiones del tiempo; sensación de que el tiempo es abundante y abierto.